Pero antesdeayer empezó el invierno, exactamente a las 5:48 horas. De
modo que era la segunda mañana de la estación fría cuando nos dispusimos
debidamente para afrontar nuestro reglamentario paseo campestre.
¡Estáis un poco locos! Han llegado a decirnos. Algo debe haber, que
cuando el río suena…
Será falta de lucidez. Pero ver a esta criatura, Tano, que vino hace un
año hecha una cosa repelente, trotar entre matojos y enlodazarse sin pudor, no
se paga con dinero. Hasta que le corté las greñas no disfruté de sus ojazos y
su morro chato. Ya no muerde, besa.
Gozar
de la innegociable amistad de Luna, fiel incluso ante la multitud de olores
apetitosos que la incitan a meterse en sitios imposibles. ¡Siempre está cuando
la requieres!
Una mañana más sentía que la Navidad se adelantaba a la fecha consabida
y prefijada.
Hoy tocan a vísperas, sí, pero ahora, con la luz venciendo a la
oscuridad, vuelvo a vivir en Navidad, como cualquier mañana de cualquier día de
cualquier mes, porque, a pesar de lo que se piense y se diga, todo parece nuevo
y por estrenar. Y no sólo parece, lo es.
Borrón y cuenta nueva, eso es Navidad. Y mirar con los ojos, pero ver
con el corazón. Y caminar dando tumbos, pero saber a dónde se va. Y cansarse porque
sí, sabiendo que también hay fatigas con razones más que sobradas.
Y tocar el silencio, y reconocerlo habitado por una voz que lo llena
absolutamente. Esa es la auténtica, la inefable, la eterna Palabra.
¿Gumi? Si preguntáis por él no aparece, pero está; al final siempre llega.
Los ojos solo pueden ver,nunca mirar.
ResponderEliminarEl corazón no puede ni mirar , ni ver.
Navidad es nacer para poder crecer,
sí:cansándose.