Apurando con la maquinaria pesada antes de que se la lleven |
Tenía la firme convicción de que las obras se iban a realizar sin
contratiempos. Incluso le dije a don Ricardo que ya mismo empezaba una novena a
la virgen de Guadalupe para que colaborara ella también. Mi obispo me sonrió y
me animó. Esto fue en Villagarcía mientras reunido en pleno seguía el
desmontaje del tejado por el móvil.
Han sido cinco semanas completas; o sea, veinticuatro días hábiles.
La última placa |
Hoy puedo decir que sólo una pequeña mancha en el techo de mi cocina,
del temporal del día 4, deja constancia de que ha habido obras en las partes
altas, y alguien se descuidó con una teja removida.
Esta noche duermo a cubierto y estoy más cansado que todos ellos, que se
han zurrado la badana para dejarlo en condiciones, sólo de los nervios, porque
no me han dejado ni tocar.
Rematando la faena |
Javi y Rodrigo tienen ganas de que llueva, por si hay alguna falla. Yo
sigo convencido de que no. Pero mantengo mi novena…
Tiene muy buena pinta por fuera. Qué bien se ve todo. Oye, a disfrutarlo, Míguel, y deja ya de ser un viejo cascarrabias que quiere andar fuchicando en todos los menesteres. Zapatero a tus zapatos; ¡anda que no te quedarán ahora tareas de recolocar todo aquello que antes tuvisteis que descolocar para facilitar la obra!, la biblioteca por ejemplo ¿no?.
ResponderEliminarBueno, felicidades por tu cuasi nueva sede.
Besos