¿Sólo Dios basta?




Santa Teresa lo afirmaba, pero aquí va en plan de pregunta. Porque anoche terminé de leer la Divina Comedia, y se me quedó en la mente la última imagen que el Dante me dejó: una figura humana en el último círculo del Paraíso, el Empíreo. Y así me sorprendió Morfeo.

O luce etterna che sola in te sidi,
sola t'intendi, e da te intelletta
e intendente te ami e arridi!
¡Oh luz eterna, que en tu luz te inflamas,
que te comprendes, y de ti entendida
al entenderte te sonríes y amas!

Quella circulazion che sì concetta
pareva in te come lume reflesso,
da li occhi miei alquanto circunspetta,
Aquella irradiación de ti nacida,
que parecía en ti, luz reflejada,
por mis ojos fué un tanto percibida.

dentro da se', del suo colore stesso,
mi parve pinta de la nostra effige:
per che'l mio viso in lei tutto era messo.
Dentro de sí, con su color pintada,
me pareció mirar nuestra figura,
reconcentrando en ella la mirada.

Qual è'l geometra che tutto s'affige
per misurar lo cerchio, e non ritrova,
pensando, quel principio ond'elli indige,
Como afanoso geómetra procura,
sin hallar el principipo que le mueva,
del círculo encontrar la cuadratura;

tal era io a quella vista nova:
veder voleva come si convenne
l'imago al cerchio e come vi s'indova;
así me hallaba ante visión tan nueva,
queriendo comprender cual se adunaba
el cerco con la imagen, que en sí lleva.

ma non eran da ciò le proprie penne:
se non che la mia mente fu percossa
da un fulgore in che sua voglia venne.
Con mis alas, tan alto no volaba,
cuando repercutir sentí en la mente,
un fulgor que su anhelo condensaba:

A l'alta fantasia qui mancò possa;
ma già volgeva il mio disio e'l velle,
sì come rota ch'igualmente é mossa,
l'amor che move il sole e l'altre stelle.
ya mi alta fantasía fué impotente;
mas cual rueda que gira por sus huellas,
el mío y su querer movió igualmente,
el amor que al sol mueve y las estrellas.

(La Divina Comedia. 
El Paraíso, canto XXXIII, 124-145)
Texto original toscano
Traducción castellana de Bartolomé Mitre, Buenos Aires, Enero 1889


De mañana bien tempranico veo en mi correo este escrito, y, a pesar de las legañas que entorpecen mi visión, descubro que no soy capaz de afirmar con la Santa, sino más bien interrogarme con este otro escrito, y dejar que una respuesta me vaya llegando, superando mis imposibles esfuerzos y los innumerables fallos y limitaciones de mi ser.
SOLO DIOS BASTA
JUAN ZAPATERO BALLESTEROS, sacerdote, zapatero_j@yahoo.es
SANT FELIU DE LLOBREGAT (BARCELONA).
ECLESALIA, 05/10/15.- Estoy convencido de que estas palabras las hemos oído muchas y muchos de nosotros un montón de veces y, por lo mismo, no hace falta que recuerde que son de la Santa, como así solemos llamar a Teresa de Jesús. No he podido por menos de dedicar una reflexión sobre lo que para mí significan dichas palabras al celebrar el quinto centenario de su nacimiento.
Cada vez que las pronuncio y repito me doy cuenta de que solamente una persona mística podía haberlas pronunciado. Porque si bajamos a la vida, no ya a la real, es decir a la de los quehaceres y sinsabores cotidianos, la de los sufrimientos trágicos e inhumanos muchas veces, sino a la vida de la religión o de lo concerniente a lo religioso cuesta muy mucho entenderlas.
De la misma manera es muy difícil, por no decir imposible, al menos desde mi vertiente personal, saber o por lo menos interpretar qué es lo que Teresa de Jesús quería decir con estas palabras. Aunque sea atrevido por mi parte voy a intentar presentar el Dios que ciertamente me ha hecho feliz, pues no me atrevo a decir que me ha saciado (bastado), al menos en algunas ocasiones, dejando entrever la visión contraria del mismo.
En primer lugar, me basta el Dios cuya misericordia no tiene límites. Sí, ese Dios que a pesar de mis pequeñeces y miserias continuará apostando por mí y no me dejará de su mano por mucho que yo le corresponda con una y mil fechorías. El Dios cuya justicia consiste en ser bueno siempre, en todo momento y con todas las personas; a pesar de que a la mayoría de quienes nos decimos creyentes hablar de justicia signifique casi siempre aplicar aquella vieja ley judía “Ojo por ojo, diente por diente”. Por ello acostumbro a decir que cuando uno/a descubre que Dios es esto o así ha dado un paso de gigante en ese propósito de ir descubriendo su verdadera imagen un poco más cada día.
Me basta también el Dios que no me exige sacrificios ni mortificaciones para quererme con locura. Aunque no estaría de más si fuera capaz de esforzarme cada día un poco más por dejar de mirarme un poco menos a mí para que mis ojos se proyectasen hacia los demás, especialmente hacia quienes más necesitados y necesitadas puedan estar en el momento. Ese mismo Dios que entiende bien poco, mejor dicho, nada, de cumplimientos ni de rituales. Aunque sí que le alegraría, por qué no decirlo, que yo hiciera todo lo posible por tener una mente limpia y clara y un corazón abierto y siempre disponible.
Me basta el Dios que hace sentirme hijo suyo, no esclavo ni siervo. Pero no para quedarme con ello tranquilo y a gusto, sino para que dé los pasos que hagan falta con tal de descubrir que todo hombre y mujer son mis hermanos y hermanas. Ese Dios que me quiere libre por encima de todo; pero no con cualquier tipo de libertad, sino con aquella que me lleva a vivir el proyecto del Reino que Jesús anunció y testimonió con su vida.
Me basta finalmente el Dios que he aprendido de Jesús, en contraposición al Dios de las devociones y de los sentimentalismos sin que ello quiera decir que siempre son malos ni mucho menos. Ese Dios al que le hablo de tu a tu, precisamente como lo hacía Jesús con tanta frecuencia, a pesar de que no siempre le preste la atención que tanto me ayudaría a ver mucho más claras tantas y tantas cosas.
Debo confesar que desde una vivencia así, solamente “Dios basta”. ¿Por qué no pensar que esta fue la experiencia de Teresa? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Foto tomada a las 09:05 horas
No sé qué sea Dios. Sí compruebo que la “viga madre” ya reposa en su lugar y por ella y sobre ella todo el edificio estará bien ensamblado “per saecula saeculorum”. O sea, para los restos.
Foto tomada a las 12:26 horas

Foto tomada a las 18:45 horas

2 comentarios:

  1. Dices que "descubres que no eres capaz de afirmar lo que dice la Santa".
    Pues yo lo veo muy clarito: ¿Qué sentido tiene la vida sin Dios? ¿Para qué sirve?
    Pues eso es lo que dice esa Santa y sin decir que es fácil. Es que hay que leer lo que dice antes de concluir que "solo Dios basta".

    Por supuesto, esto es solo para los que creen y yo pensaba que tú eras uno de los que creían...Por si acaso ahí te mando el completo

    "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta"

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  2. La Santa andariega me da muchas lecciones, no todas consigo aprenderlas. Ella es santa, y yo soy lo que soy. “Sólo Dios basta” no fue una frase redonda que la salió, vivió así, por eso la llamamos Santa Teresa.

    Yo necesitaba imperiosamente que esa enorme viga estuviera colocada en lo alto del tejado de mi casa, hoy jueves, a primera hora; así mañana pueden colocar el tejado y protegerla de las lluvias que se avisan para el fin de semana.

    ¿Comprendes Pedro que no fuera suficiente tener fe, si no había obras?

    Afortunadamente, como parece que dijo Teresa de Ávila, «a Dios rogando y con el mazo dando» me ha funcionado una vez más.

    Estoy seguro de que la Virgen de Guadalupe a la que he encomendado las obras en los tejados parroquiales está pendiente de que todo vaya saliendo según lo previsto. Cuando todo termine lo contaré.

    Gracias por tu visita y comentario.

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