Según el diccionario, estúpida es aquella persona que se muestra necia y
con poca o nula inteligencia. De donde estupidez, además de ser dicho o hecho
propio de un estúpido, denomina como dotado de torpeza notable en comprender las cosas a
quien se le atribuye tal calificación.
Me parece especialmente significante dicho en francés: ¡Stupid! En la antigua Rusia se solía
decir, que entonces todo lo galo tenía por allá mucha prestancia. Donde
abundaban príncipes y nobles sobre una población mayoritariamente plebeya a
nadie le extrañaba que los de arriba consideraran “глупый” a los de abajo. Pero no me parece que en Turquía, la de
antes y la de ahora, se utilice mucho. Digo yo que a un aguerrido otomano no le
pega mucho decir “aptal”, sino más
bien “enayi”, “cüce”, o “ibne”.
Será que los tiempos han
cambiado y quienes antaño arrasaban a sangre y fuego la cultura ajena, ahora visten a la moda de
París y pugnan por entrar en el club de la modernidad, dando muestras de
calidad en cantidad. Será.
El caso es que no me ha gustado
nada ese calificativo que el tal Erdogan ha endilgado a Francisco, por muy
argentino que lo considere. Un respeto, oiga.
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