Es la costumbre de titular los documentos oficiales en el antiguo idioma
del imperio romano. Así resulta que el texto debería comenzar diciendo
«Misericordiae vultus…» (si hubiera encontrado el latín original, que no es el
caso), y es la bula con que papa Francisco acaba de anunciar que convoca El Jubileo
Extraordinario de la Misericordia para el próximo año, desde la Inmaculada
hasta Cristo Rey.
Con las nuevas tecnologías es instantáneo. Lo firma el día 11, y esa
misma noche lo tienes descargado en tu máquina. Pero por mucha prisa que uno se
de, no da tiempo nada más que para citarlo en la homilía del domingo. Esas
diecisiete páginas en times 10, convertidas en veintisiete si te subes a times
20 para que descanse la mirada, tienen más que palabras.
Anteanoche me llegué hasta el punto 9, un tercio del total. Por eso
esperaba que Luis me adelantara el resto ya que tenía que pasar por aquí para
hacer un trabajillo. El trabajo, lo hizo;
lo otro, no. Así que esta noche tengo que seguir leyendo la bula
“Misericordiae vultus” si quiero enterarme del entero pensamiento de papa
Francisco.
Por cuarto año consecutivo Luis Argüello ha venido a mi parroquia a
confirmar. Se ha convertido, o está en vías de serlo, en nuestro “confirmador”
particular. Pero no, que Luis va a otros muchos lugares. Me pregunto cómo puede
dar abasto.
En fin, ya que estaba aquí “el experto diocesano”, aproveché para
consultar algunas cosillas. La primera surgió espontánea: el padrino de alguien
es celíaco, y vino a avisarnos con una “hostia” especial sin gluten. Aquí las
acepto sin más, pero sé que los expertos en liturgia no. Dejé que Luis respondiera,
y lo hizo afirmativamente. Y cuando dije que había obispos que no lo consentían,
él se encogió de hombros y no le dio más importancia.
La segunda la provoqué. El Cristo
del altar, que estamos estrenando, –dije a Luis–, lo tengo de cara al pueblo. ¿Te parece bien así? Su respuesta: Que el pueblo mire al Cristo y nosotros a la
cruz. Ya no quise comentarle la discusión que existe al respective, porque
en el Vaticano lo tienen de espaldas, igual que en nuestra iglesia catedral.
Dos detalles que hablan de misericordia y no de cánones. Afortunadamente.
El caso es que aún no tengo imágenes del evento, y sé de buena tinta que
se esperan como agua de lluvia, que también se muestra esquiva este año. En
cuantito lleguen, reedito esta entrada y las expongo para disfrute general e
información satisfecha.
Y ya sabes, Luis, que te lo agradecemos de verdad.
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