Tal vez no sea mala idea



Pero tengo mis reservas.
Acabo de leer que el Senado ha aprobado una propuesta para instar al gobierno a que defienda ante la ONU que la Semana Santa en España sea incluida en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
No me cabe duda de que en conjunto, –y especialmente las exposiciones públicas de algunas ciudades y pueblos–, contiene valores más que suficientes para que se la considere como de muy alto grado en riqueza cultural, artística, histórica, e incluso económica. Es un tesoro acumulado a lo largo de siglos. Conservado de manera notable, yo diría que sobresaliente. Y con futuro, a la vista de la atracción y “enganche” que está teniendo en las generaciones jóvenes.
Por este lado, nada que objetar. Todo lo contrario.
Pero está el otro lado, y en él descubro sombras. Que no están en lo histórico y artístico, sino en uso y abuso que de todo ello se hace aprovechando la ocasión. Es humano, por supuesto. Pero desluce y desvirtúa. Claro que tratándose de pelas… digo de euros…
Afortunadamente no toca aquí hablar de los valores religiosos, y, más en concreto, evangélicos. El interés reside en ofrecer un escaparate para que la gente venga, pague y mire. Sin más pretensiones. Pues que sea.
 

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