Como despertador se me enciende la radio y lo inmediato que oigo es cómo
va a ser el encierro y cuántos los corneados.
Tú pasabas de ello, y de los toros en general. Al contrario que mamá,
que se tragaba todito el recorrido, primero en la radio y luego por la tele.
No eras de toros y vacas, sí de caballos y yeguas. Y de galgos, por lo
que me contaron de tus tiempos jóvenes. En los campos llanos de Moral tuviste
fama de cazador, mejor dicho, de perseguidor de liebres.
Pero nunca competiste, ni apostaste, así tuvieras los mejores lebreles
de la zona. Por eso también pasaste del fútbol, que en cuanto empezaba el
partido te cansabas y volvías a la novela que tenías entre manos.
Una sola afición en este sentido te conocí: el Atlético de Bilbao, el Atleti. Y le
fuiste fiel mientras él también lo fue. Luego, simplemente lo dejaste.
Por eso mismo, anoche te habrías dedicado a leer en lugar de mirar a la
pantalla. Ni una sola jugada mereció la pena. Suele ocurrir, decías, que
cuanto mayor expectación, mayor decepción.
Ya sabrás que los nuestros se volvieron pronto a casa. También habíamos
levantado demasiadas ilusiones. Es nuestro sino: grandes proezas, terribles
fracasos.
Como lo de este verano. Ni lo es, ni lo parece. Los campos estaban secos
antes de concluir mayo, y hasta el mediterráneo está dejando de ser atractivo.
Por cierto, hablando de cosecha;
el otro día me enteré de que ya no se siembra “aragón”, “rojo basto”, “rojo
fino”, aquellos trigos duros que a ti te gustaban tanto porque hacían tan buen
pan. Ahora se estilan otras variedades que a ti te sonarían a chino como a mí a
novedosas. Atento que va la lista.
En
trigos duros: alfaro, anton, artimon, astigi, attila, bolenga, cannizzo,
canyon, capri, carioca, claudio, concadoro, debano, delton, don pedro, don
rafael, dorondon, durtres, llanos, mellaria, nefer, quijano, simeto y vitron.
En trigos blandos: alicante, altria,
amarok, apache, atijo, autan, berdun, bokaro, bologna, cezanne, chatelet,
chaklin, candhi, guru, indor, isengrain, kalango, kumberri, legion, marius,
orion, ornicar, pistolero, plethore, positano, provinciale, royssac, soissons,
subtil, terron, y trocadero.
Si vieras qué migas más oscuras se comen
ahora, y qué cortezas se estilan en los panes que se ofrecen, renegabas del
oficio que te encadiló la vida entera.
En fin papá, en nueve años que han pasado
mucho han cambiado las cosas. Y mucho más aún habrán de cambiar, porque está
todo globalizado y esto avanza a un ritmo que es una barbaridad.
Por cierto, hemos hecho obras en casa.
Ahora, con un portal resplandeciente, salir y entrar, subir y bajar, las veces
que hagan falta. Ninguna pereza.
Yo estoy bien. Dale besos a mamá.
Y un abrazo bien fuerte para ti Míguel.
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