El último
cambio de lámpara halógena resultó excesivamente laborioso, y con riesgo. Están
los focos del presbiterio demasiado “arriba” para el instrumento con el que
hasta la fecha me he servido para accionar por las alturas. Así que he decidido
por mi bien adoptar otro más apropiado.
He pasado
un rato largo inspeccionando lo que se ofrece en el mercado, y he podido
comprobar que hay mucho y variado, asequible en el precio y acomodado a mis
posibilidades. Quiero decir que ni tengo que vaciar la cuenta bancaria para
adquirirlo ni alquilar una grúa man para traerlo. Con algo más de cien euros y
mi corsa, puedo tenerla en casa en menos de una hora.
Pero ¿cuál?
Y en la decisión he que tomarme tiempo, porque no se trata de algo para usar y
tirar. Si la actual ya dura más de veinte años, la nueva escalera tiene que servir
por lo menos otros tantos. Así que voy a no precipitarme y errar.
Hay un
plazo aconsejable: el próximo viernes ha de quedar colocado el rótulo de Pentecostés.
O sea que al mediodía, a más tardar, ya debería estar aquí la nueva.
No me
parece, sin embargo, que haya tanta prisa en decidir si monarquía o república.
Primero, porque de momento sólo han planteado este asunto quienes ayer salieron
a la calle a reclamarlo. Segundo, porque no figura en el ordenamiento jurídico
y meterlo supondrá un largo y laborioso proceso. Tercero, porque creo que
tampoco hay una conciencia clara al respecto en la ciudadanía, y no se trata de
abordar el asunto así a bote pronto. Cuarto, porque es una cuestión que tiene,
si no ansias de eternidad, sí de una durabilidad medianamente razonable –¿pongamos
otros treinta y nueve años?– en un país que se precia de no cambiar por un quítame
esas pajas.
O sea, que
el asunto de la monarquía o la república por mi parte puede demorarse el tiempo
que haga falta. Ahora tengo entre manos otro asuntillo mucho más atractivo y
necesario.
Por
cierto, si monarquía o república no me parece asunto baladí. Tratarlo, deberíamos,
deberemos, ¡debemos! Con calma y con seso, sin voces ni imposiciones, con
formación e información. A su tiempo. No tardando.
Lo de la
escalera, ya está resuelto. ¿Qué viene ahora?
Ya veo que te vas dando cuenta de que hay tareas que conllevan riesgos cada vez mayores para personas de nuestra edad, ¡ya no somos todo lo jóvenes que éramos!, y a esa altura (te lo dije otra vez) precisas de otra persona que te auxilie o un joven operario que lo haga y al cual tú auxilies. Miedo me da imaginarte subido ahí arriba tú solico y cargando con ese globo, te lo digo. De todos maneras el que te vayas percatando de que son tareas de cierto riesgo ya es algo.
ResponderEliminarEl otro asunto, el del cambio o recambio -como tú de escalera-, claro que es necesario y los jóvenes que no vivieron la transición cada vez entienden menos qué es eso de heredar la jefatura del estado, ¡porque yo lo valgo! ¡por mi cara bonita!, yo tampoco lo entiendo. Bueno ya está, es preciso que el debate se produzca pero sin trampas y eso me temo que no pasará si la oligarquía sigue con sus juegos malabares. De manera que si no lo quieren hacer por las buenas a lo peor el asunto se sustancia por las regulares y si siguen sin entenderlo será, al final, por las malas. Y volveremos a la casilla de salida.
El abandono del rey ahora está claramente motivado por el susto que se han llevado con el auge de votos a organizaciones -en principio- no controladas por aparatos susceptibles de pactismos conniventes. Se les han puesto de corbata pensando que en las generales el asunto vaya a más y en las cortes se produzcan mayorías críticas y modifiquen leyes y reglamentos que hagan temblar los cimientos de los acomodados en la corrupción, latrocinio de lo público, connivencias con altas instancias del poder judicial para dejar sin efecto condenas que ya deberían haberse producido y etc., etc.,
¿Qué viene ahora?: reponer luces altas en la iglesia con ayuda de otros. Debates, lo mas serenos posibles, si monarquía parlamentaria o república. Y no vale hacer preguntas trampa: Monarquía con Felipe VI o república con Aznar de presidente, porque eso no va a pasar, el aznarín es pasado y más tonto que hecho de encargo y un fatuo ofensivo: (2ª acepción: presuntuoso, engreído.
Sinónimos:necio, estúpido, ligero, vano, jactancioso, petulante.)
He dicho.
Besos
Just lovley cursch !
ResponderEliminarCon permiso de Miguel Angel, Julia: me encanta leerte y no puedo estar más de acuerdo contigo.
ResponderEliminarSaludos.