La gloria de todos los santos. G.B.Ricci, lienzo |
Este misterio de los
gloriosos me gusta y no me gusta. Me gusta por lo que dice, que María, la madre
de Jesús, está viva tras la muerte. Es la primera consecuencia que según mi fe
extraigo de la resurrección de Jesús. Me disgusta porque pone al mismo nivel a
todo perro pichichi. Y eso me cuesta digerirlo.
A veces me sale el
hermano mayor que anida en mí, y me considero más digno que el calavera que,
tras trotar a su bola, vuelve y es considerado, honrado y beneficiado.
A la gente se la
conoce al beber, en el juego y sobre todo cuando puede hacer sin correr ningún
riesgo. Si en las dos primeras circunstancias alguien puede perder su
compostura llevado por la fuerza del vino o por los desatinos de la fortuna, en
esta última, con capucha o abiertamente, actúa por propia iniciativa evitando
cualquier responsabilidad. Especialmente me parecen despreciables quienes,
porque están más allá del alcance de la justicia, se expresan y manifiestan con
altanería, prepotencia y ausencia de principios éticos. Y si pasan a los
hechos, por más que estén sujetos al derecho vigente, se ganan de pleno ni
repudio.
No somos todos
iguales. No vale la tabula rasa. ¿Todos directos al cielo?
Cierto que no existe
lo blanco/blanco frente a lo negro/negro. Menos aún la verdad y la falsedad sin
zona intermedia, el claroscuro. Los buenos y los malos ha sido una medida
demasiado poco rigurosa para dividirnos y diferenciarnos. Cada hecho tiene su
aspecto poliédrico y cada persona sus razones. Tirar líneas rectas es muy
fácil, pero injusto. Incluso las curvas resultan ineficaces a la hora de
señalar qué es aceptable y qué no lo es.
Habría que introducir
más variables, tantas que serían demasiadas para hacer del conjunto un sistema
resoluble. N ecuaciones con n incógnitas no hay dios que encare
victoriosamente.
A la luz de este
cuarto paso del rosario de la gloria descubro que me hallo ante un misterio
demasiado denso: por indignos que podamos considerarnos, Alguien nos espera.
¿Cómo logrará que entremos gordos y deformes por portilla tan estrecha y
pinturera?
Sin embargo, en tanto
llega aquel final, o principio al parecer, aquí tenemos que vérnoslas con lo
que hay. Y eso es precisamente el asunto de este post. Hay gente canalla, mala y
retorcida; pobres que ansían ser ricos; ricos que lo son y además se
aprovechan; ladrones de guante blanco; asesinos de cuerpos y almas; vividores a
costa del prójimo; poderosos sin escrúpulos; seres con apariencia humana, y
entrañas de chacal.
Si a la postre todos
al bollo, entonces no cavemos hoyos; simplemente luchemos para que cambien los
malos (¿los menos buenos?), por las buenas o a la fuerza. (Sin violencia, por supuesto).
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