Cuarto misterio: María es ascendida en cuerpo y alma a los Cielos


La gloria de todos los santos. G.B.Ricci, lienzo

Este misterio de los gloriosos me gusta y no me gusta. Me gusta por lo que dice, que María, la madre de Jesús, está viva tras la muerte. Es la primera consecuencia que según mi fe extraigo de la resurrección de Jesús. Me disgusta porque pone al mismo nivel a todo perro pichichi. Y eso me cuesta digerirlo.
A veces me sale el hermano mayor que anida en mí, y me considero más digno que el calavera que, tras trotar a su bola, vuelve y es considerado, honrado y beneficiado.
A la gente se la conoce al beber, en el juego y sobre todo cuando puede hacer sin correr ningún riesgo. Si en las dos primeras circunstancias alguien puede perder su compostura llevado por la fuerza del vino o por los desatinos de la fortuna, en esta última, con capucha o abiertamente, actúa por propia iniciativa evitando cualquier responsabilidad. Especialmente me parecen despreciables quienes, porque están más allá del alcance de la justicia, se expresan y manifiestan con altanería, prepotencia y ausencia de principios éticos. Y si pasan a los hechos, por más que estén sujetos al derecho vigente, se ganan de pleno ni repudio.
No somos todos iguales. No vale la tabula rasa. ¿Todos directos al cielo?
Cierto que no existe lo blanco/blanco frente a lo negro/negro. Menos aún la verdad y la falsedad sin zona intermedia, el claroscuro. Los buenos y los malos ha sido una medida demasiado poco rigurosa para dividirnos y diferenciarnos. Cada hecho tiene su aspecto poliédrico y cada persona sus razones. Tirar líneas rectas es muy fácil, pero injusto. Incluso las curvas resultan ineficaces a la hora de señalar qué es aceptable y qué no lo es.
Habría que introducir más variables, tantas que serían demasiadas para hacer del conjunto un sistema resoluble. N ecuaciones con n incógnitas no hay dios que encare victoriosamente.
A la luz de este cuarto paso del rosario de la gloria descubro que me hallo ante un misterio demasiado denso: por indignos que podamos considerarnos, Alguien nos espera. ¿Cómo logrará que entremos gordos y deformes por portilla tan estrecha y pinturera?
Sin embargo, en tanto llega aquel final, o principio al parecer, aquí tenemos que vérnoslas con lo que hay. Y eso es precisamente el asunto de este post. Hay gente canalla, mala y retorcida; pobres que ansían ser ricos; ricos que lo son y además se aprovechan; ladrones de guante blanco; asesinos de cuerpos y almas; vividores a costa del prójimo; poderosos sin escrúpulos; seres con apariencia humana, y entrañas de chacal.
Si a la postre todos al bollo, entonces no cavemos hoyos; simplemente luchemos para que cambien los malos (¿los menos buenos?), por las buenas o a la fuerza. (Sin violencia, por supuesto).

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