Suena muy mal, pero
es la pura verdad. Según acabo de informarme, los agricultores pueden pasar a
por su ración para combatir y exterminar a los pequeños roedores que ponen en
peligro sus haciendas y cosechas.
Aún no se han apagado
los fuegos de aquellos incendios pasados, en los que se sembró nuestro campo de
productos químicos para acabar con la plaga de topillos, y he aquí que avisan
de una nueva cruzada. Esos animalillos han vuelto a las andadas, y hay que
reducirlos.
En algún almacén
particular, panera o similar, me consta que hay cantidades industriales de
producto apilado no se sabe para qué. En condiciones inapropiadas,
constituyendo un peligro serio para la salud animal de todas las especies,
sacos y sacos dormitan, porque se dieron entonces a manos llenas. Había que
contentar los ánimos y cerrar bocas; y de paso asegurar votos.
Otra vez se va a
proceder al reparto. A mí déme cuarto y mitad. Yo quiero tres quintales. Me
sirva unas toneladas… Lo que usted guste, es gratis.
Ya no paseo por el
pinar. Está muerto. Ahora lo hago por la acera encementada y en cuanto puedo
piso el césped, que abunda en mi ciudad, donde no escasea el agua. Así me imagino que sigo vivo, aunque el tandem Gumi & Berto confundan gatos con liebres y conejos.
Y eso que estamos en
crisis. Cuando vuelva la abundancia, esto va a ser la repanocha.
¡¡¡Te digo yo, Míguel, esto está envenenado!!!.
ResponderEliminar¿No habrá otro método?, estoy segura que sí.
Lo del flautista ya sabemos que es un cuento, pero quizá labrar con mas profundidad y darle mas vueltas.
Me dejas muerta, con la utilización de las mierdas esas.
Por lo menos deja que te abrace