Paseando nuestros barrios


Valladolid, vista mirando al sur. Al fondo, muy al fondo, mis barrios

Esto es que llevamos unos días que en lugar de recorrer los campos, andamos por las aceras. Visto que las tierras ya están muy vistas y que ni Gumi ni Berto pueden ir sin sujeción, hemos cambiado al asfalto y al cemento, por probar más que por otra cosa. Esta parejilla no parece haberse disgustado por ello, y hacen lo mismo que siempre han hecho, únicamente ahora huelen otros olores. Una salvedad; ahora hay que llevar bolsitas para recoger lo que ellos van dejando. No es plan ensuciar nuestras calles.
Así que cada mañana Gumi o Berto tiran para donde quieren y así marcan la ruta. Tenemos mucho donde elegir. O bien hacia el norte, y recorremos Villas Norte, Valparaíso, San Adrián y Callejón de la Alcoholera, para retornar por medio de la nada que aún espera la vuelta del ladrillo. O bien hacia el sur, pasando por Villas Sur, El Peral y Santa Ana, para regresar por el Camino Viejo de Simancas. O bien hacia el este, atravesando por La Cañada en dirección a Parque Alameda, y llegando hasta la urbanización Paula López girar hacia Covaresa para retornar a casa pasando de nuevo por La Cañada, El Peral y Villas Sur.
Como en dirección oeste no es posible sacar nada de provecho porque el Pisuerga no es vadeable, esa opción está desestimada; pero sólo porque ni Gumi ni Berto la conocen. Esa orilla abunda en patos y otras alimañas que harían para ellos un paseo sumamente divertido. Para mí, que los llevo del ramal, un auténtico martirio.
Y todo se debe a que estos dos bestias salvajes no pueden ir sueltos. Se perderían más allá del horizonte en cuantito pescaran un rastro de lo que fuese. Les daría igual si pelo o pluma. Luego, sí, volverían a casa, pero cualquier mindundi podría hacerse con ellos, porque son tan mansos que no opondrían resistencia.
Mi calle
Así que así estamos. Ahora somos peatones; lo de caminantes lo hemos dejado para el buen tiempo.

Post data: Este escrito ha sido realizado con un ojo en la tele, echaban El hombre tranquilo, de John Huston. Disculpenseme las faltas de estilo si las hubiere.

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