Era imprescindible ir
a casa, visitar a la familia y presentar a Sara Rebeca. Demasiado viaje para la
niña, le dijimos. Aún así, Suni estaba determinada; el nueve volvemos, sentenció. El nueve ya estaban
aquí. Llegaron ellas solas, mujeres de casta, acostumbradas de siempre a bregar
sin ayuda, aceptando toda la que se les pueda ofrecer.
Sonriente desde sus
dientes blanquísimos sobre tu tez cobriza, Suni puso esta caja sobre la mesa. Es
para vosotros, y
quiso allí mismo deshacer el paquete.
Una queja lastimera
de Sara Rebeca la interrumpió. Su frente ardía. Salimos disparados para el
ambulatorio.
Ya todo en orden,
procedo yo solo al desempaquetado. Vais a ser vosotros los testigos de este
último acto:
THE END
El regalo no viene solo dentro del envoltorio, el regalo está mas arriba, en la primera foto.
ResponderEliminarDisfruta de los regalos. Hay mucha Belleza en ellos
Un abrazo
No te creas que es fácil aceptar que en la vida todo es don. Según días y de cómo se levante uno de la cama o cómo discurra la jornada, a veces parece que todo son cargas y tareas. Los clásicos lo describieron muy bien, tanto con el mito de Sísifo como con la novela Los trabajos de Persiles y Segismunda.
ResponderEliminarEn fin, Laura, da gusto que vengas y dejes comentarios.
Besos