Agustín de Montiano y Luyando. Grabado. Biblioteca Nacional. |
Esta mañana paseando
casi en penumbra dimos con una calle que se rotulaba de Montiano y Luyando. ¡Qué raro! murmuré, casi parece un
gerundio. ¿Qué, quién o quiénes serán? Y nada seguro de recordar tales
palabras, busqué ayuda nemotécnica tal que montiano de Montini, quien fuera
luego papa Pablo VI, y luyando de luchando pero de mentirijillas como cuando
combato con el Gumi. Pero ni por esas. De vuelta ya en casa para recordar he
tenido que mirar en el callejero regalo de Paz Altés, y tras pinchar estos dos
nombres en google he obtenido todo esto:
Agustín Gabriel de Montiano y
Luyando (* Valladolid, España, 28 de febrero de 1697 – † ibídem, 1 de noviembre de 1764) fue un historiador, crítico y dramaturgo español perteneciente al Neoclasicismo, primer
director de la Real Academia
de la Historia.
Secretario de la cámara de Gracia y Justicia y secretario
de Estado de Felipe V, fue amigo y mentor de Nicolás Fernández de Moratín,
protector de su sobrino Eugenio de Llaguno y Amírola y
colaborador del padre Martín Sarmiento, así como
fundador y secretario de la Academia del Buen Gusto (1749 a
1751), amparada por la Condesa de Lemos, que consagró el estilo rococó e introdujo el Neoclasicismo.
Fundó la Real Academia de la Historia
(1735) y fue su primer director (1738). Allí propuso trabajar en un Diccionario
histórico-crítico de España para desterrar
"las ficciones de las fábulas" y que a los acontecimientos se les
diera "la más exacta cronología" con las "necesarias noticias
geográficas antiguas y modernas". Los académicos, según la propuesta hecha
por Montiano en 1735, formaron un plan en varias secciones o materias:
geografía, origen de España, sucesión e historia de sus reyes, costumbres,
leyes, rentas reales, comercio, varones ilustres y otras más que permitieran
compendiar todo el saber sobre el pasado, después de someterlo a revisión
científica, para separar lo cierto de lo falso; así, los académicos pensaban
contribuir a que se desterrasen "las fábulas introducidas por la
ignorancia o por la malicia". Con el tiempo este proyecto se restringió y
los académicos se dedicaron a la formación de un Diccionario
geográfico de España que, pese al gran
empeño de Pedro Rodríguez Campomanes
mientras fue director entre 1764 y 1797, sólo logró publicar dos tomos en 1802
correspondientes a las tres provincias vascongadas y a Navarra.
Montiano fue también miembro, como su joven amigo y
discípulo Nicolás Fernández de Moratín, de
la Academia de la Arcadia de Roma
bajo el nombre de Leghinto Dulichio.
Amigo también de Ignacio de Luzán, teorizó sobre
el teatro neoclásico en dos discursos que fueron traducidos al francés (Dissertation
sur les tragedies espagnoles traduites del'espagnol par M. d'Hermilly; A Paris: chez J.F. Quillau, 1754) y tenidos en
cuenta por Gotthold Ephraim Lessing en su Werke (1794).
A causa de su excesiva preocupación por el orden y las
reglas es incapaz de apreciar el valor de los clásicos españoles, llegando, en
la "Aprobación" que escribe a la edición del Quijote de Avellaneda, a considerar esta novela muy superior
a la de Cervantes: «Ningún hombre juicioso fallará en pro de
Cervantes si formase el cotejo de las dos segundas partes».
En el Discurso sobre las tragedias españolas (1750) que precede a su tragedia Virginia hizo la historia de este género dramático en España;
Virginia trata sobre el abuso del
poderoso Claudio sobre la supuesta esclava Virginia, cuyo padre prefiere
sacrificarla antes que dejarla en manos del tirano.
En un segundo Discurso segundo sobre las tragedias
españolas (1753) que precede a su tragedia Ataúlfo trató sobre problemas de escenificación y
declamación y editó por vez primera la partida de bautismo de Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares. La
tragedia trata sobre Ataúlfo y su esposa Placidia, víctimas de los planes
urdidos contra él por sus enemigos. Estos discursos suscitaron cierta polémica
y escribió contra ellos un tal Jaime Doms, siendo defendido Montiano
por un tal Domingo de Guevara en su Examen:
el más crítico y gracioso que hasta ahora han hecho los mejores escritores de
la carta escrita por Jayme Doms, contra el discurso sobre las tragedias
españolas, y la Virginia del señor Don Agustin de Montiano y Luyando Madrid: por Joseph Herrera, 1789.
Junto con Ignacio de Luzán, Pedro Estala, y Leandro Fernández de Moratín,
Agustín Montiano es uno de los principales teorizadores sobre el género
dramático del siglo XVIII español; se fijó más en el teatro humanístico trágico
del siglo XVI que en el del Siglo de Oro, aunque alude a la intensidad de los
efectos dramáticos de Lope
de Vega, Luis Vélez de Guevara y otros
autores. y con su presencia puede considerarse el neoclasicismo como una
realidad en la vida literaria española; sus comedias se someten a las tres
unidades, pero carecen de interés escénico, no llegaron a representarse y son
defectuosas en su versificación. Más adelante parece que cambió la orientación
de su gusto, pues dice «Yo seguí en otro tiempo la opinión de los franceses,
pero abracé después la inglesa». Marcelino Menéndez Pelayo estimó
que esta declaración debía referirse al teatro de Joseph Addison y John Dryden, y no al teatro de Shakespeare. En 1754 fue elegido
consiliario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Ahora ya respiro con alivio,
porque mi señor alcalde o es culto o tiene a su lado quien le asesora con
suficiencia. ¿Y si hubiera sido precisamente Paz la incitadora? Podría ser.
Además de llevar la edición de libros desde la municipalidad, también hace
otras cosillas que no nombro… por recato y discreción.
Mira tú por cuanto el
barrio de Covaresa, aledaño a mi parroquia, está henchido de cultura. Y yo sin
saberlo.
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