Y me expreso bien,
“tengo”; no sé si debo, que es otra palabra. En este caso “tener” no equivale a
poseer, sino a estar obligado, verme impelido, sentir necesidad; y también no
querer callar, no escurrir el bulto, no dejar en manos de otros…
No siempre hago lo
que debo; casi siempre llevo a cabo las empresas que descubro tener que hacer,
porque de lo contrario algo dentro de mí no dejaría nunca de echármelo en cara.
Así, pues, voy a opinar sobre el intento catalán de realizar una consulta
encaminada hacia su independencia del resto de España. Ese es el objetivo que
persiguen.
No sé lo suficiente
de nada como para entrar a valorar los aspectos históricos, etnológicos,
antropológicos, culturales, religiosos y sociales que están en juego en este
asunto. Por ello ni los tacaré. Sólo tengo mi experiencia, las cosas que he
vivido y algunas que me han contado. Muy poco, ya lo sé. Pero es lo que tengo.
Cuando me
independicé, dejé en casa de mis padres la habitación que compartí con mi
hermano y el lugar donde estudié; un aparte del cuarto de visitas, junto al
piano de mamá y otras cosillas. El puesto en la mesa, el sillón de orejas
frente al televisor, el rincón del mirador desde donde oteaba la calle y los cielos,
y el resto de apartados de la casa que compartí hasta entonces, allí quedaron. Tantas
veces regresaba, allí encontraba todo disponible. Cuando volvía a marcharme, allí
quedaba. Es a lo más que llegué.
Ya entiendo que no se
trata ahora de esto. Nadie se va a marchar y dejar un hueco vacío. Si así
ocurriera, muchos iríamos a ocuparlo para que estuviera habitado a la espera de
que volvieran. Tendríamos aquello ventilado, aseado y caldeado.
Tampoco se trata de
serrar siguiendo la línea divisoria y dejar que aquellas cuatro provincias
empezaran a surcar el Mediterráneo con su propia fuerza y hacia el destino que
ellas mismas determinaran. Nos quedaríamos en el dique, ondeando pañuelos y
deseando su regreso lo más pronto posible.
No creo que pretendan
rodearse con alambradas y muros para impedir el paso, de salida o de entrada,
fijar aranceles o cribar a según quién por hablar uno u otro idioma, vestir de
determinada guisa o saber o no bailar sardana. A más a más, como ellos usan, a
bailes y cantes les ganamos por salero y vistosidad. Saldrían perdiendo.
Supongo que conocen
la Constitución Española, y en concreto el artículo 149.1.32ª. Y que de ninguna
manera pretenden echar un pulso a los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, a la
vista del artículo 8.1, que se las trae. No consentiríamos que se les pusiera
una mano encima, menos una bomba o similar.
¿Entonces, qué? Pues
entonces que se les consienta hacer la consulta. Al fin y al cabo es una manera
de expresarse como otra cualquiera; así sabremos si es sí o es no lo que hasta
ahora son habladurías, aproximaciones, argumentos para conseguir ventajas,
inconcreciones al fin y al cabo que estaría bien que dejaran de serlo, porque
entre familiares eso está muy feo.
Horrible, carente de
toda hermosura, considero esa animosidad que se utiliza al apelar a los
agravios y desprecios que dicen han recibido del resto. La manera más rápida y
eficaz de atajarla es dándoles la oportunidad de que haya claridad entre ellos
mismos, los habitantes del lugar. Qué sepan a qué atenerse para que estemos,
también el resto, al loro de la realidad no virtual.
Y finalmente; que se
quieren ir, pues que se vayan. Que no quieren nada con el resto, pues que no lo
tengan. Pero no por eso ni son más ni son menos. Serán, castellanamente
hablando, los hermanos que se fueron de casa, que ni escriben cartas ni llaman
por teléfono, pero que tal vez un día nos necesiten y den señales de vida.
Pero que sepan que el
suelo que pisan también es nuestro, de todos nosotros; que no se lo vendemos
porque no tendrían con qué pagar; que no se lo arrendamos porque no queremos
perder ningún derecho sobre él; que lo usan porque se lo permitimos; y que,
puestos a malas, también podríamos avasallarnos hasta estrellarlos contra el
mar, porque ese mar Mediterráneo también es nuestro, Mare Nostrum, hasta muy
adentro de sus aguas.
Que les dejen de una
vez consultarse, y que todos podamos volver a nuestros asuntos, los importantes, como por
ejemplo cómo salir de esta crisis, nuestro verdadero y aterrador problema.
De acuerdo contigo en todo. Y por añadir algo más de mi cosecha diré que no entiendo a ERC ni a los partidos de "izquierda" que anteponen la merdé identitaria a la lucha por la justicia social, por la libertad que es: tener un empleo, una vivienda, una buena sanidad, una buena escuela pública... o son de izquierdas o son otra cosa y, éstos, pa' mi, que son otra cosa... Estoy hartita de que no hayan entendido nada: los CiU son la derecha tan rancia o más que la "española" (ellos también son españoles les guste o no) y eso es lo que les define: depredadores del resto de clases. Este lío lo han organizado para así tapar los peores recortes que han hecho ya a todo eso que nos hace más iguales; son una "inspiración" para los "españolistos", están exacerbando el catalanismo igual que los peores gobiernos de otras identidades en el mundo cuando lo que subyace siempre, siempre, siempre es la economía y cómo quedarse y repartirse el pastel. Por eso no entiendo a los que se autodenominan partidos de izquierdas, ¡cómo es posible que entren al trapo de semejante añagaza!. Bárbaros, son todos unos bárbaros en la acepción más negativa del término.
ResponderEliminarHasta el moño de identidades selectas vs justicia social estoy, que diría el personaje de la peli esa de fantasía.
Cuando se olvidan y tergiversan las prioridades de un país, mal vamos.
La izquierda de verdad es internacionalista, es/somos ciudadanos del mundo, todos los seres humanos son importantes "per se", todo lo demás es secundario e incluso irrelevante.
Qué hastío tan tremendo.
Besos
Me gusta tu escrito. El problema no es tan difícil, es simplemente una cuestión de libertad.
ResponderEliminarReferente al otro comentario, lo que se percibe en Catalunya no es que los partidos exacerben el independentismo, si no més bien al contrario: la masa del pueblo, con su deseo de independencia, obliga a partidos tradicionalmente pactistas y autonomistas, a posicionar sus programas hacia la independencia. El pueblo tira de los de arriba, y esa presión no se para con tanques ni leyes trampa, ni con sellos en la boca del pueblo. Sólo a los dictadores les ofende que se consulte al pueblo. Los enemigos de Catalunya no son los unionistas, son los que prefieren imponer a preguntar.
La evolución del ser humano requiere acercarse mas al concepto de hermanamiento, todos pisamos un suelo común.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con vuestros planteamientos, incluso mas: sería mas humano si no se levantaran muros, ni alambradas, ni concertinas para separar a personas que tienen el derecho a la libre circulación por toda la tierra.
El cerebro reptiliano, a estas alturas de nuestra evolución, debería estar en declive.
Descartes se equivocó al decir "pienso luego existo", previamente al concepto de pensar el ser humano ya existía, porque el modelo no-dual de pensamiento lo llevamos todos los seres humanos incorporado de serie.
Siempre me he sentido una paria, la tierra, el idioma, las gentes que me acogen, son la patria que debo cuidar en agradecimiento a todo lo que recibo, pero si mañana me fuera a vivir a Sebastopol, sentiría lo mismo.
No a las fronteras de cualquier tipo.
Besos
ResponderEliminarCoincidir con el Forges también en ésto es gratificante.
http://elpais.com/elpais/2013/12/15/vinetas/1387127413_895432.html
(algún año aprenderé a ponerlo en "azulito" y será más fácil para todos. Si tú puedes, Míguel, hazlo, te doy permiso).