¡Otra, otra, otra!


En cuanto entré me gritaron ¡No queremos coca-cola! Pero como en ese momento no tocaba, cantamos otra que iba con lo que estuvieron haciendo. Insistieron, y, dado que era el primer día de catequesis, condescendí –es un decir– y la gritamos más que cantarla.
Este grupo de chavales y chavalas se han confabulado con los más mayores y en cuanto me pillan me la exigen. Es una rutina que se repite un año y otro año. Y eso que les digo que los nombres de bebidas, comidas y juguetes a ellos y ellas no les dicen nada porque son de una época pasada. Les da igual. Ellos y ellas quieren volver a ella. Y cómo la cantan.
Esto es que hoy, o sea ayer, hemos iniciado el curso catequético en la parroquia. Y se ha vuelto a llenar este patio comunal de galopines de ambos sexos, que por ser el primer día, han estado especialmente comedidos en cuanto a los gritos. Más bien han sido susurros.
Y besos. Algunas mamás, y también algunos papás, les han despedido al comienzo como si mismamente se alejaran de ellos y de ellas para siempre jamás. Ni que les mandarais a la guerra, les comenté con ironía dulzarrona ante sus efusivos achuchones y besuqueos.
No sé si era por la separación temporal o por la nostalgia de los mayores que recordaban cuando ellos hicieron el mismo recorrido, y les embarga ahora la emoción y hasta un poco de envidieja.
En fin, hemos empezado bien. Y ya digo, la vieja canción de mi amigo Sabo ha funcionado ferpectamente para volver a las andadas un curso más.
Por si aún no la he colgado de este blog, la pongo ahora para que se comprenda de que he estado escribiendo. La partitura va en lugar de la música, porque no tengo con qué convertir desde cinta de casete a mp3 ni quiero volver a cantar delante de la pantalla de mi mac. Me veo reflejado en ella y me da vergüenza.



2. Desde pequeñito yo aprendí a jugar
con todas las cosas que en la tele dan:
Geiper, Barriguitas, Nancy, Miss Airgam,
Ibertén, Famóbil y otros cien mil más.
Con mis cuatro amigos solía jugar,
y allí había sitio hasta para bailar.
Fui comprando cosas: no cabían más,
y a mis cuatro amigos los tuve que echar.

3. Con las tripas rotas, sin amigos ya,
a los de la tele quiero preguntar
pa qué sirve todo lo que hay que comprar
si te quedas sólo con tu Geyper–Man.
No quiero más cosas, las voy a quemar.
Sólo una pelota me voy a quedar.
Cuando llegue al cole me pondré a jugar,
y con mis amigos ya podré cantar.



Esta otra es también tradicional de los comienzos de curso, y provoca risas y codazos de complicidad. Alguno incluso se asusta al darse cuenta de lo que cantan.



2. Jugar es nuestro trabajo
y el canto nuestra oración,
el estudio es nuestro oficio,
la amistad, nuestra ilusión,
iremos poquito a poco,
haciendo al mundo mejor.

3. Como uno más entre todos
viene Jesús a cantar.
Él juega cuando jugamos
y grita como el que más,
es niño como nosotros,
su Padre es nuestro Papá.

4. Qué tontos son los mayores,
no nos saben aguantar,
andan siempre preocupados,
quizás ni saben cantar;
hemos de ser comprensivos
hasta que aprendan a andar.

5. Aún tengo muy pocos años
y todo por estrenar,
de vivir estoy contento,
quiero cantar y gritar,
quiero crecer, ser amigo,
y a todos la mano echar.



1 comentario:

  1. Jolines con las canciones de tu catequesis ¿no puedo apuntarme, aunque sea solo por cantar?.

    Pues a trabajar, una nueva etapa te espera.

    Besos

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