Salía del ambulatorio
con prisas por llegar a la reunión convenida a las once en punto y, al recoger
la bici, noto que la de atrás está sin aire. Pinché, ¡dita sea! pensé, no dije,
porque estaba en suelo público. Apliqué la bomba y me dirigí al mercadona
porque estaba sin viandas para ese día. Hube de hacerlo unas cuantas veces más
para conseguir llegar a casa. Corriendo, en el corsa, entre subir a parquesol y
encontrar dónde aparcar, justo empezaban y yo encontraba silla desde donde
enterarme de lo que fuera para lo que me habían convocado.
La reunión resultó
ser un fiasco. Pero ¡qué más daba! Ya había pinchado una vez, no me importaba
volver a hacerlo. En efecto, fueron dos los parches que se necesitaron.
Pinchar lo hace
cualquiera, es lo más natural del mundo. Claro que ahora no se pincha tanto
como antes, cuando el asfalto sólo estaba en el centro, y a los pobres curritos
nos correspondían andar sobre tierra, y entre cantos y cristales rotos y clavos
y espuelas…
Ahora no sólo tenemos
todos las calles como dios manda; también pasan de vez en cuando los de la
limpieza. Salvo que te metas por caminos y veredas, pinchar resulta casi
excepcional.
Pero hay otros
pinchazos de mucha más consideración y trascendencia, que todos sufrimos y que
nadie parece poder evitar ni reparar. Y ocurren con demasiada frecuencia. Por
ejemplo:
Lo del almacén de gas
frente de la costa levantina. Alguien no hizo los deberes. Alguien se lo
consintió y pasó por alto. ¿El que calló más responsable que el que habló?
Las mentiras del jefe
de gobierno. Ahora parece que quieren ajustarle cuentas. Veremos.
La señora presidenta
del pp de cataluña. Ahora dice que sólo amagó pero no dio. Veremos también.
Un tal Camino que
habla lo que le parece en nombre de todos. ¡Anda que este también!
El expresidente de la
Federación Española de Discapacitados Intelectuales,
que hizo trampa llevando a las paraolimpiadas de Sidney jugadores de baloncesto
normales solapados. ¡Tramposo!
Los sindicalistas de
los eres andaluces. ¡Se les debería caer la cara de vergüenza!
Nuestro sistema de
educación, que ha logrado que estemos a la cola de los europeos en lectura
comprensiva y cálculos matemáticos sencillos. Ni entendemos cuando compramos,
ni damos exacta la vuelta cuando pagamos.
La justicia de este
país que ha dejado pasar demasiados casos delictivos; ahora, porque tempus
fugit, ya están prescritos y si te vi no me acuerdo.
La inevitable e
irremediable beatificación en Tarragona de más de quinientas personas
asesinadas en la pasada confrontación fratricida española. Esto no tiene
arreglo.
…
Muchas veces no he
podido arreglar un neumático, porque ya no soportaba más parches. La solución fue
sencilla, otro nuevo. Este de ahora lo era, de este verano. Ahora tiene dos
pinchazos y dos parches. Aguantaremos con él lo que podamos.
Ojala los otros
pinchazos de los que he hecho mención no terminen por hacer polvo el neumático
social. Espero y deseo que buenos técnicos apliquen el remedio adecuado y lo
salven.
Porque no tenemos
otro de repuesto.
Lo siento pero el neumático social está desmantelado,cosa que se veía venir.
ResponderEliminarLos sureños europeos estamos pagando la unificación de los alemanes que son mas como diríamos... "alemanes"?.
Fuera la clase media, no hay parche para un pinchazo, o parcheas todo el neumático, o compras uno nuevo como los ricos; desapareció el término medio y mira que la gente dice que en el término medio está la virtud.
Pués también esto ha desaparecido y ya no se lleva lo del virtuosismo, ni tan siquiera en la Orquesta Nacional, retiradas las subvenciones.
Te comprendo, hay que respirar y si, si, aguantar o ¿quieres qué volvamos al aceptar? que no es
resignación, es dejarse ir....sin mas.
Que te quiero y te mando besos.