Greda versus graffiti



¡Chapuzas! ¿Crees que así no se va a ver? ¡Por lo menos pasarás la lija para que no se noten las arrugas!
Tuve que razonar a mi vecino que no pretendía taparla, sino borrar la pintada en la fachada. Con un procedimiento que, aunque lento, si era acertado, no dejaría ni gota de pintura.
De momento está disimulada. Sólo eso. Ya no hiere a la mirada. Incluso para algunas personas resulta hasta chocante. Porque no he dado una capita fina sino que he echado greda a lo bestia, mismamente como si estuviera embadurnando la pared con las manos. Me he dado cuenta tras pillar esta información en un periódico.
En mi infancia aún se hacían casas de adobe. Y luego se embarraban, dándoles a las fachadas una capa de tierra amasada con paja. Mientras el tejado estuviera en su sitio, no se caían; nada podía derruirlas.
Ahora las paredes son de yeso y cartón, que eso y no más es lo que llaman pladur. Se corta con un cuter y si se moja se deshace. Pero en seco, puedes darle patadas, que aguanta… si no se rompe y te haces daño hasta en la ingle.
En fin, son los nuevos tiempos. Tiempos en los que importa hacer las cosas rápidamente, a bajo coste y que dure siquiera mientras se ofrece a la venta. Luego, dicen que hay un seguro por diez años…
En menos tiempo espero yo conseguir borrar la dichosa pintada en la fachada. Así que voy lento… pero seguro. Seguro de no provocar más daño que el ya infligido.
No parece, sin embargo, que sea esa la técnica que ahora se estile en cualquier actividad que nos afecte. Todas las medidas económicas, políticas y sociales de las que he tenido noticia en el día de hoy, además de no ser nada lentas, tampoco arreglan nada; al contrario, lo ponen peor.
En cuanto al asunto religioso… pues no sé qué decir. Pero tampoco me entusiasman.
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