Crucificado


Mi estreno en una de las residencias de personas mayores que han pasado a mi cargo es para relatarla. Me presento con los papeles en regla, y encuentro al personal residente -unas veinte personas- sentado alrededor de una mesa camilla sobre la que hay un vaso de agua y una vela de lampadario.
Hola, dije. ¿Empezamos? Sí, respondió alguien. Y ¿dónde están las cosas? pregunté. Nadie respondió. Como insistiera, otro alguien dijo que el padre lo traía todo. ¿Todo? Sí, todo.
Visto que una vela y un vaso de agua no era suficiente material, volví a casa y armé el maletín. Es una caja con tapa y asa, de un juego infantil que alguien dejó por inútil, que algunas veces he utilizado para transportar esas cosas necesarias cuando un cura tiene que celebrar la misa fuera. Metí todo lo que me pareció y volví.
Todo colocado, me doy cuenta de que falta el crucifijo. ¿No hay un cristo en esta casa? Pues, no.
Como el tiempo me apremiaba, porque se acercaba la hora de irme a la otra residencia, me descolgué del cuello la cruz que me regaló la Michel, y la puse sin más sobre la mesa.
Y así empezamos… y terminamos.
El segundo día tampoco había crucifijo, pero alguien del grupo sacó de su bolso un llavero con una cruz. Es de las Edades del Hombre, dijo a modo de explicación.
Hoy, o sea ayer, tercer día, había dos cristos crucificados sobre la mesa, además de la vela, un plato y un vaso. Uno es de la casa y el otro es mío, dijo alguien. Bien, respondí, usamos el tuyo y el de la casa lo pongo sobre la tele para que lo veáis todos los días.
Esta pequeña experiencia y el comentario que Laura hizo a mi entrada anterior me ha hecho sacar del baúl de los recuerdos esta colección de crucificados que, aunque corta, es representativa de la inmensa variedad de formas en que a lo largo del tiempo, desde el siglo VI hasta ahora, se ha representado la cruz y el crucificado.
Es posible que llegue el momento en que tener o poner un crucifijo en un lugar personal o compartido ni apetezca ni se realice. Seguirá estando, sin embargo, en público y a tamaño descomunal si fuere necesario, porque hay cosas que ya no tienen vuelta de hoja.
Esto ocurre desde Constantino, exactamente en el año 313, con el lábaro en forma de cruz y la inscripción “HOC SIGNO VINCES” (Con este signo vencerás), en su enfrentamiento con Magencio.
Ha llovido y ha escampado desde entonces, y el arte ha hecho también su labor. 


Uno (Velázquez) lo ve así

Otro (Goya), de esta forma

Esotro (Dalí), a su manera

Aquel de allá (Benito Prieto Coussent), empieza a imaginar…

Aquel otro (Desconocido), inventa directamente

Y, para qué seguir; con el Cristo de las Noas de Torreón, Coahuila, México, termino.

7 comentarios:

  1. Y si no tuvieras o tuvieres crucifijo ¿no podrías hacer la misa? Qué cosas, señor, señor...


    Besos

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  2. Sí; y si tuviera o tuviese flores, las pondría. Y también un mantel, y todo cuanto pudiese hacer parecer a lo que nosotros llamamos banquete, de bodas o de homenaje o de lo que sea.

    Se trata de una fiesta y hay que expresarlo. ¿No te parece?

    Y es en memoria de Jesus, muerto y resucitado. Y también hay que hacerlo expresivo.

    Besos

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  3. ¿Te he ofendido o enfadado o algo?, perdona, lo siento, quería expresar sólo algo así como la rigidez que imponen ciertas ceremonias; ya comprendo que hacer una misa sin pan ni vino se hace complicado, por aquello de la transubstanciación y eso, pero que no haya ni un crucifijo en toda la residencia cuando mandan llamar a un cura católico para hacer misa pues se me antoja un tanto peculiar, por decir algo. En fin, celebrad lo que os parezca oportuno y con los elementos que creáis necesarios ¿quien soy yo para opinar, no?.

    Amén, Míguel.

    Besos

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  4. ! Ay Míguel ¡ ya no sé ni expresarme.

    Cuando me refería ayer a que ya " no quiero cantar ni puedo a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en la mar", mi intención era otra, pero en fin.

    Desde luego que conozco el sufrimiento, el propio y el ajeno y desde donde viene la Fuerza (al menos la mía).

    Yo llevo al cuello una cruz sin Cristo ( es la que tenía mi hijo en su comunión), la llevo con gozo !!! aunque no sabes a veces cuanto pesa¡¡¡

    Continúo prefiriendo al Jesús de la mar, de las bodas, bailando y también prefiero ver a los hombres hermanados y no matándose, pero tengo casi 61 años y hasta he estado en una guerra y sé lo que allí se cuece.

    Bueno te dejo que tengo personas a las que atender.

    Besos

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  5. Para Julia: ¿Por qué dices eso? Ni ofendido, ni enfadado, ni amén. Simplemente respondía a tu pregunta y la completaba con algunos adornos.
    En algunos sitios me sobra casi la mitad de cosas que me ponen, y en este en concreto faltaba todo.
    Eso que dices de rigideces ocurre el otros lugares. A mí nadie me vigila, no soy importante.

    ¿Tengo que decir así sea? Pues lo digo. Besos


    Para Laura: Te expresas divinamente. Por eso me serviste de pretexto para escribir este post. ¿Hice mal en citarte?

    Compartiría contigo eso de los gustos, pero en mi caso no sería real, sino pura evasión. No puedo contemplar a Jesús sino como crucificado/resucitado, por más que tenga esa otra etapa anterior y más apetecible.

    Yo también te dejo, que me puede el sueño.

    Besos

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  6. Buenos días Míguel.

    No has hecho nada mal, estas en tu casa -eso faltaba-.

    Efectivamente solo es una cuestión de gustos, aunque la dura realidad sea otra.

    Besos

    Laura

    ¿Has visto que ya he recuperado mi cuenta?

    Poco a poco

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  7. Buenos días, Laura; ya veo. Ahora a ver cómo te explicas… ;=)

    Besos

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