David contra Goliat. O cómo atacar a un tanque con una espada de madera



Me quedaba una pizca de la pintura de dedos con la que oculté provisionalmente la pintada de la fachada, y esta mañana, cuando el sol más calentaba, me propuse acabarla volviendo a embadurnar los bloques blancos de cemento.
Tras el verano, había vuelto a aparecer la frasecita de las narices, a la que no me había vuelto a acercar por si descubría que bajo el unte que le di en primavera aún seguía viva.
Había empezado la faena y de pronto se me ocurrió que si cogía un cepillo y agua tal vez el negro no estuviera tan vivo como parecía. Y tuve suerte. O ha sido el sol que lo ha abrasado, o la pintura tiene algún poder, o las dos cosas conjuntadas… el caso es que las letras están desvaídas, y, aunque se ven perfectamente, no están ni mucho menos como al principio.
Algo hemos logrado, me dije. Y entre saludo y saludo a mis vecinos que iban y venían de sus cosas, agoté el tarro de pintura, que no dio ni mucho menos para cubrir la pintada por completo.
No obstante, me ha dado por pensar si esta pintura tiene algo semejante a lo que tiene la greda con respecto a la grasa. Tal vez si cubro todo con barro hecho de la tierra blanca que abunda en los altos del páramo que rodea la ciudad, la dichosa mancha termina por desaparecer.
De momento lo dejo así, y en cuanto pueda lo hago. El resultado, como otros muchos, lo daré a conocer.
Pero no quiero acabar aquí. Es necesario decir algo más. Generalmente a grandes males se requieren grandes remedios. Y ya me habían avisado de que este tipo de cosas no se deben consentir, porque si dejas un graffiti sin tapar, vendrán más; y entonces, apaga y vámonos.
No obstante, me he resistido. Y a fuerza de paciencia y dejarlo estar, se ha conseguido que ya casi nadie lo mire, ni se queje. Creo que ello por sí solo terminará por ser sólo un mal recuerdo. No obstante, vamos a ayudar en lo que podamos a los elementos naturales, -sol, aire, agua-, añadiendo tierra santa de castilla.
Entre esta solución y la que me proponían, pintar con acrílico o abrasar con ácido, media un abismo. El mismo abismo que media entre las soluciones dialogadas de cualquier conflicto y el uso desmedido de las armas; la paciencia y resistencia frente a la enfermedad, y la cirugía agresiva a vida o muerte; la inducción y seducción a nuevas maneras, y la imposición por decreto ley.
En resumen, lo que decía mi viejo profesor de moral el P. Higuera: una revolución aleja la meta deseada, en tanto que la evolución la va aproximando.
Dejemos, pues, que Cataluña y sus habitantes hagan esa consulta en la que tienen tanto interés. Y luego, veremos si lo que ellos desean es lo que conviene. Y si no lo fuera, ¿qué pensamos hacer, bombardearlos?
Nos quedaríamos sin fachada, sin pared y sin figura.
Yo no pienso tirar la iglesia de mi parroquia para que esa pintada desaparezca. Me ha costado mucho que esté ahí, y ahí seguirá.

2 comentarios:

  1. Pues si no desaparece con los métodos "razonables" podrías coger un spray y reforzarla por que por algo será que no se va la pintada, quizá sea que debe permanecer para recordar que es el capitalismo el que está arruinando la vida a muchos millones de seres humanos en el mundo y que a ellos, los capitalistas, les da exactamente igual, les importa un bledo. Lo decía muy bien el icono de esos personajes con poder, Margaret Thatcher, "debemos aceptar que no podemos gobernar para todos, un tercio se quedará fuera" no sé si con estas palabras pero eso es lo que dijo y más aun, HIZO, ya que ella era de acción (como tu pintada) así que apartó en la cuneta a ese tercio y al resto lo dejó sin sanidad universal entre otras muchos derechos ganados desde la 2ª guerra mundial, sólo a los selectos burgueses amparó y gobernó férreamente para salvar sus intereses.

    Deja la pintada y, si es el caso, remárcala, esta es mi propuesta.

    Besos

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  2. No, Julia, no la reforzaré; al contrario, seguiré combatiéndola, por lo mismo que tú lo haces por tus ideas y convencimientos. Puede que estuviera de acuerdo con su contenido, pero esas formas lo estropean todo. No son de recibo.

    La derivación en el discurso político que realizas no me sirve. Tanto a la dama ferrata como a los de aquí se les votó por amplia mayoría; alguna responsabilidad tienen los que lo hicieron. Ahora sufrimos todos las consecuencias, pero no me consta que aprendamos en el daño propio.

    Por mi parte, eso sí sin violencias, seguiré con mi espada de madera, haciendo el tonto; aunque sea para mostrar, nada de demostrar, que si otros pueden mucho, no por eso me voy a amilanar, y mucho menos a callar.

    Gracias, pues, por tu propuesta. La archivaré.

    Besos

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