Golpe de calor



Tras una mañana fructífera y a la sombra, la tarde ha sido un auténtico infierno. Todos los síntomas indican que he tenido un golpe de calor. Sin haber estado al sol.
Ahora estoy sólo con líquido, la fórmula magistral que usábamos en los campamentos y que llamábamos “agua de borrajas”:
un litro de agua,
dos limones exprimidos,
una cucharadita de sal,
una cucharadita de bicarbonato,
tres cucharadas de azúcar.
Y a beber todo lo que el cuerpo necesite.
Si entonces nos sacó de muchos aprietos, ahora es lo único que puedo ingerir.
Mañana, a primera hora, tengo cita en el ambulatorio para tratar de descubrir si el diagnóstico es erróneo y se trata de algún virus veraniego.

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