Ya es historia



Y Gumi podrá contar algún día cómo fue curado su absceso. Si le parece, claro. También puede callarlo. Porque al fin y al cabo, sólo le importa a él. No creo que se vanaglorie de cómo aguantó el dolor en los primeros estrujones que le arreé, pataleando e intentando morderme. Pero como luego comprendió que de eso no se moriría, sino que iba encontrándose mejor, terminó por dejarme hacer, no sin antes esconderse en cualquier rincón cada vez que yo amagaba con la mano en su costado.
Aún se nota, pero desaparecerá en poco tiempo. Esa mancha blanca en su costado es lo que queda del agujero por el que drenó el dichoso absceso. Menos mal que no consentimos que le sajaran. ¡Quién viera al pobre Gumi con un costurón en su armonioso cuerpo!
Ahora descansa, relajado y tranquilo, tal vez soñando.
Soñar en blanco es lo que me toca a mí, tras haber blanqueado mi dormitorio. Es la penúltima acción, a falta del cuarto de baño. Ahora llega el momento de discernir qué merece la pena conservar y qué cosas sobran y habrá que tirar.
Pero eso será a partir de mañana.

1 comentario:

  1. ¡Cuanto me alegro que haya curado el absceso! Tus cuidados han sido los que necesitaba. Da gusto verle tranquilo.
    Miguel Angel, por si deseas seguir mis andanzas virtuales, puedes borrar los enlaces que tienes y quedarte con estos dos:

    http://annajorbaricartbcn.blogspot.com.es/ el de escritos, poemas y demás.

    http://annajorbaricartblog.blogspot.com.es/ el de música y varios

    Que sueñes en blanco.

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