Una estrella fugaz desde mi sillón




Acaba de cruzar el cielo. La he visto a través del ventanal de mi cuarto de estar. Recién pintado y aún a medio recolocar mobiliario, libros y demás cachivaches, estaba probando la posición de mi sillón preferido, que coincide con el que Berto elige siempre para sus delicias. Ahora puede, porque Moli no lo monopoliza.
El caso es que levanté la vista y ¡zas! Visto y no visto.
Y ¿ahora qué hago? Lo reconozco, no sé qué hacer cuando veo una estrella fugaz. Algo me contaron alguna vez acerca de las cosas que son provechosas en tales circunstancias. Pero dado que mi manera de ser es la que es, y que no suelo mirar el firmamento en busca de tales fenómenos, he olvidado cuanto me dijeron.
Me pregunto si habrá tomado tierra o se habrá desintegrado. Casi seguro que esto segundo, de modo que no merecerá la pena salir mañana para intentar encontrar un agujero en la tierra, un árbol partido o un destrozo en cualquier trigal.
Dicen que una estrella fugaz es el alma de un recién nacido. Prefiero creer en la cigüeña. Y como lo que acabo de ver no tenía plumas, ni pico y patas largas, simplemente he corregido la posición de mi sillón en la dirección correcta.
Y así situado ante la vida, me da en pensar en las cármenes que marcaron mi niñez, no en vano ayer fue la Virgen del Carmen. Dos, sólo dos. Carmen “Mona”, tía abuela, inocente de toda inocencia, que me acunaba siempre que me llevaban a verla a la ciudad. Y tía Carmen, esposa de mi tío abuelo Álvaro, por la otra parte, zaragozana devenida a Tierra de Campos, que me llamaba “milangitos” y me dejaba trastear por su enorme casa solariega cuando se juntaba con mi madre para contar puntos del derecho y puntos del revés, mientras curioseaban tras los visillos lo que sucedía en el Sindicato.
Si la primera nació así, la segunda lo era por bondad, puritita bondad. Luego vendría otra inocente a la familia, pero eso ocurrió mucho más tarde, y no se llama Carmen, sino Mercedes. También la llamo tía y no es buena, es mejor.

2 comentarios:

  1. Cuando veas una estrella pasar,
    guardalá en tu corazón,
    es el alma de alguien, que te dio en vida
    su amor.,
    La "más mejor" estrella que he visto nunca(hasta hoy) fue a las18.50 desde el patio de la parroquia, mientras esperaba la salida de Iker de catequesis.
    Había descubierto en el corcho de "los mayores", a mi madre en el original de una foto que conocía a través de Internet, y después de unos minutos de ensoñación, me giré y tropecé con su trayectoria este-oeste. Que maravilla!
    Al día siguiente, mi télefono tenía un mensaje que
    contenía las cuatro primeras frases de este texto.
    Mi sobrina se había acordado de su abuela y quería
    compartirlo conmigo.
    Astronomía razonable?
    Saludos.!

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  2. Yo siempre cierro los ojos y pido un deseo.

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