¡Por supuestísimo que
sí! ¡Cómo voy a ser capaz de estar tanto tiempo en un mismo lugar y con las
mismas personas, haciendo siempre lo mismo o parecido, y resultar original o al
menos sonar a novedoso!
De modo que es normal
que me repita. Que en cuanto abra la boca ya sepa todo el personal lo que voy a
decir, según mire así o asá, adopte tal postura o ponga el careto de
determinada manera.
Se repite la gente de
la política y de la sindical, de la economía y de la publicidad. Aquí se repiten
hasta los del fútbol. ¡Cuatro para cada uno!
Quien no repite es
Gumi, que cada día sale con alguna cosa nueva. Esa fuente, por ejemplo, no la
conocía, y corrió hacia ella cuesta abajo y sin frenos. Fue el primero en
alcanzarla. Y bebió, vaya si bebió.
Tampoco se repitió
Sola. Normalmente hace eso en los charcos. Esta vez fue en una poza de agua…
¡helada!
Berto, sin embargo,
repitió en eso de llegar el último. No le importó porque ya conocía el lugar. Ese ha sido
cocinero antes que fraile.
Esta fuente que llaman "del fresquito" nunca se ha secado según dicen las crónicas del lugar; está muy cuidada, al contrario que el resto del paraje; y su agua no está tratada, por lo que no es apta para el consumo. Sin embargo está riquísima.
No se conoce de ningún cántaro que se haya roto camino hacia ella, aunque es posible que tanto repetir la caminata haya fallecido a lo largo de los siglos demasiada cacharrería. Pero así es la vida, un repetir y repetir…
Y para muestra… un botón:
Alguien quiso cocinar junto a esta fuente.
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