Llena de gracia, agraciada


La imagen más antigua conocida de María, sosteniendo a Jesús niño. Datada en el siglo II, Catacumbas de Priscila, Roma.

«Alégrate, favorecida, el Señor está contigo»
(Lucas 1, 28)

Virgen María y Jesús. Miniatura persa antigua.

«¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!»
(Lucas 11, 28)


Decir tu nombre, María, es decir que la Pobreza compra los ojos de Dios.

Decir tu nombre, María, es decir que la Promesa sabe a leche de mujer.

Decir tu nombre, María, es decir que nuestra carne viste el silencio del Verbo.

Decir tu nombre, María, es decir que el Reino viene caminando con la Historia.

Decir tu nombre, María, es decir junto a la Cruz y en las llamas del Espíritu.

Decir tu nombre, María, es decir que todo nombre puede estar lleno de Gracia.

Decir tu nombre, María, es decir que toda suerte puede ser también Su Pascua.

Decir tu nombre, María, es decirte toda Suya, Causa de Nuestra Alegría.


Theotokos (la Virgen como "madre de Dios", entronizada y ella misma trono de Cristo) con ángeles y los santos Jorge y Teodoro. Icono bizantino a la encáustica (ca. 600, procedente del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí).

«Aquí está la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que has dicho»
(Lucas 1, 38)