¿Dique o pararrayos?





 
El tiempo coloca cada cosa en su sitio, que no tiene por qué coincidir con el primero ni con el último. Y es también el tiempo y las circunstancias que en él ocurren quienes van dando forma, si no definitiva, consistente y/o aparente a las cosas.
Así, pues, en este ahora mundial cada cosa tiene su forma y su lugar. Se ha clarificado todo de tal modo, que ya no sabemos si estamos bajando o subiendo, pero sí en dónde estamos. Sea pues en el sótano o en el sotabanco, no podemos descender ni tampoco ascender. ¿O sí?
Si no fuera por esto que hacéis vosotros, esto era la guerra, me ha cuchicheado José esta mañana mientras esperábamos al camión con alimentos.
Quince mil kilos de alimentos diversos, obsequio de la Comunidad Europea, que no se pueden negociar. Son para darlos. ¿Tanto indigente hay en esta tierra?
Diga, no indigentes, indignados. No sólo cabreados, que sería comprensible. Diga hartos de este juego en el que siempre pierden los mismos, y son también los mismos quienes ganan. No sería raro ni nos debería pillar por sorpresa que se quisiera interrumpir el juego, romper la baraja y hasta voltear patas arriba la mesa, las sillas y a sus ocupantes.
Si la rabia iba por los adentros, las risas y las bromas han dominado al grupo durante todo el proceso de descarga. Ni que decir tiene que han estado más tiempo esperando; pero total, no tenían mejor sitio donde estar.
Dícese de dique: muro o construcción para contener el ímpetu de las aguas; barrera u obstáculo opuesto al avance de algo que se considera perjudicial.
Se dice que pararrayos es un instrumento que sirve para atraer a los rayos. Se entiende que la presencia de este artilugio evita que los rayos caigan donde no se desea. Por eso las iglesias tenían torres que sobresalían sobre el caserío. Ahora en las ciudades ya no pasa eso, y se nota, vaya que se nota.

2 comentarios:

  1. Pues sea bienvenida esta ayuda, aunque sea "un parche"... al menos aliviará un poco el hambre.
    Besos, Miguel Angel.

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  2. Con esto y con lo que llegue de la campaña de Navidad, tendremos un invierno pasadero.
    Besos, Anna.

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