La jodegética


A aquel frailón devenido y reciclado en maestro de escuela y abuelo por partida múltiple, ha tiempo que se lo llevó esta vida por delante; pero cada vez que paso cerca de su casa en el barrio de La Victoria, camino de la única piscina abierta en la tarde de los domingos, lo recuerdo. Y no escasean otras ocasiones en que lo mentamos, por algún chascarrillo suyo que recordamos, o simplemente porque cuadra en conversaciones sobre otros tiempos.
Manolón lo definía totalmente. A los chavales del barrio España no les salía don Manuel, pero no sabían llamarlo sin el don; Manolo no les era permitido. Así pues, para ellos, don Manué.
En cierta ocasión me agarró con todas sus fuerzorras por el pestorejo, y en plan del que ya ha sido antes fraile que cocinero, o al revés que me estoy liando, me soltó que si ya había dado mistagogia y jodegética. Respondíle que ni una ni otra, que no me sonaban. Y era verdad.
Ahora ya sé qué es la mistagogia, y como está en el diccionario, que se pase por allí el que quiera saber de qué se trata. Tiene que ver con el aprendizaje de los misterios propios de la fe. Emparentada con la catequesis, deja a un lado los saberes y aprenderes para pasar directamente hacia la adhesión personal. Podíamos llamarlo catecumenado.
El otro palabro, sencillamente lo olvidé. Hasta hoy por la tarde. Y fue casualidad; mejor dicho, fue el Gumi, que ha aumentado de peso sorpresivamente, el culpable de esa recuperación. Tengo la uña del dedo gordo del pie derecho jorobada, a punto de caerse. Y el muy bestia me pisó, yendo yo en sandalias; o sea. Me salió sin querer, y sin mirar. ¡Jod… En ese punto me percato que estoy en medio del parque rodeado de mamás con sus retoños jugando en la arena o en los columpios. Así que la palabra iniciada terminó de esta forma: …egética!
Nadie volvió la cara, ningún comentario, todo siguió igual.
Hodegética es una palabra totalmente nueva para mí, que no tendría nada que ver con la que yo terminé pronunciando, si es que existiera; que no existe. Tampoco, pues, significa nada relacionado con la interjección que me quiso salir de natural.
Dice así la enciclopedia de la red: «Hodegética significa, guiar o mostrar el camino. Como término técnico de la pedagogía histórica es, en esencia, la doctrina de dar instrucciones. La tarea de la Hodegética es transmitir “el propósito de los estudios académicos y su metodología” (Horst Kunze). La hodegética se apega al estudio de la disciplina y gobierno de los alumnos... “consiste en la educación ética y estética en primer lugar, cuyo objeto es influir sobre los sentimientos y la voluntad y formar el carácter del educando”. La hodegética (del griego odeghéo = guío) se refiere al munus regendi, es decir, a la dirección de las almas y al gobierno de la comunidad, y a la buena administración de sus bienes espirituales y materiales». (Tomado de Wikipedia)
Mira tú por cuanto Manolón ya me avisó de lo que podría ocurrir algunos años después de que él desistiera de seguir viviendo. Me vino a decir, más o menos, -si es que lo cogí bien, que no lo tengo nada claro-, que si no me adentraba por mi propia voluntad en un mundo de intimidad con el misterio marchándome como él hizo cuando cogió un pajar de alta montaña y lo remozó en un cálido refugio apartado del mundanal ruido, tendría que dejarme joder y ser adoctrinado y amansado y dirigido y administrado, tanto en lo material como en lo espiritual.
Ya me lo estoy imaginando, a carcajada limpia, enseñándome sus grandes dientes entre la poblada barba negra, y sus ojos escondidos tras aquellas lentes redondas, moda años veinte del siglo diecinueve. Mira que ya te previne, Miguel Ángel; tenías que haber seguido estudiando. ¡Te van a meter en cintura!
Manolón, como te pille, te mato. ¡No te jode!

1 comentario:

  1. Miguel Angel
    Me he reido un montón con esta entrada y además muy didáctica,pues me amplias el lenguaje;
    ahora no tengo tiempo, pero indagaré sobre estas palabras nuevas a las que haces referencia.
    ¡cuidate esa uña!
    Y desde el último dia de mis 59 años te mando un beso, el próximo seré mas vieja.
    Anna J.R.

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