A donde me lleve el viento


A punto de alcanzar la vertical sobre mi casa, en la mañana del 16/09/12, 09:16 horas

Había dos templos rivales. Los dos maestros —probablemente sólo se trataba de supuestos maestros; en realidad, debían ser sacerdotes– estaban tan en contra el uno del otro que le dijeron a sus seguidores que no debían mirar nunca hacia el otro templo.  Cada sacerdote tenía un niño a su servicio para traerle cosas o hacer los recados. El sacerdote del primer templo le dijo a su niño sirviente:
—No hables nunca con el otro chico. Esa gente es peligrosa.
Pero los niños son niños. Un día se encontraron en la carretera, y el niño del primer templo le preguntó al otro:
¿Adónde vas?
El otro le dijo:
—A donde me lleve el viento.
Una gran declaración. Pero el primer niño estaba muy avergonzado y ofendido porque no había encontrado ninguna respuesta a esto. Estaba triste y enfadado, y también le remordía la conciencia: Mi maestro me ha dicho que no debía hablar con esa gente. Esa gente es realmente peligrosa. Pero ¿qué clase de respuesta es ésa? Me ha humillado. Fue a su maestro y le dijo lo que había ocurrido:
—Siento haber hablado con él. Tenías razón, son raros. ¿Qué clase de respuesta es ésa? Yo le pregunté: «¿Adónde vas?» una pregunta sencilla, normal y sabía que estaba yendo al mercado igual que yo. Pero me contestó: «A donde me lleve el viento.»
El maestro le dijo:
—Te había advertido, pero no me has hecho caso. Mira, mañana te vuelves a colocar en el mismo sitio. Cuando llegue él, le preguntas: «¿Adónde vas?», y él dirá: «A donde me lleve el viento.» Entonces, tú también tienes que ser un poco más filosófico y decirle: «¿Y si no tienes piernas?, porque el alma es incorpórea y el viento no se puede llevar al alma a ningún sitio, entonces, ¿qué harás?»
El niño quería estar absolutamente preparado; se pasó toda la noche repitiéndolo. A la mañana siguiente se marchó muy pronto hacia el lugar, se colocó en el mismo sitio, y a la misma hora volvió a aparecer el otro niño. Estaba muy contento, ahora le iba a enseñar qué es la verdadera filosofía. Así que le preguntó:
—¿Adónde vas?
Y se quedó esperando. El niño dijo:
—Voy al mercado a comprar verduras.
Y ahora, ¿de qué le servía la filosofía que había aprendido?
La vida es así. No puedes prepararte, no puedes estar listo. Ésa es su belleza, ése es el misterio, que siempre te coge de sorpresa, siempre llega de sorpresa. Cada momento es una sorpresa y no se puede aplicar una respuesta premeditada.
Osho - El Coraje de Vivir peligrosamente


Esta mañana, ya volviendo en el paseo matutino con mis politos, vimos por encima de los pinos cuatro, ocho, doce, dieciséis globos aerostáticos que se elevaban hacia el cielo. Lamenté no llevar la cámara para datar el momento. El viento suave, apenas una tenue brisilla, en principio los traía hacia el sur, pero al poco viró y los vi desplazarse con la misma parsimonia hacia el norte. Ya os tengo, me dije. Pero casi no.
Cuando llegué a casa sólo pude cazar a éste, el último. Los demás ya estaban demasiado distantes y parecían puntitos sobre el firmamento azul.
Así voy a ser yo a partir de mañana: un globo que el viento lleve a donde a él le plazca. En principio hacia el sur, buscando las marismas del Guadiana o del Guadalquivir. Pero el viento es caprichoso…
No lo hago por satisfacer al viento. No lo hago para tomarme vacaciones. No lo hago porque quiera huir de nada ni de nadie. Simplemente quiero satisfacer a quienes no han dejado de insistirme durante todo este verano: ¿Vas a salir? ¿Ya has vuelto? ¿Dónde has estado? ¿Aún no te has ido? ¡Hay que tomarse unos días de descanso! ¡Viene bien cambiar la rutina siquiera por unos días! ¡Viaja, hombre, viaja!
A la vuelta contaré qué ha sido de mí y de mi tropa, qué tal se ha portado con nosotros ese viento en cuyas alas nos vamos a montar dentro de unas horas. Allá nos vamos, ligeros de equipaje, con la tienda de campaña y mi mochila de colores. Seguro que nos pinta de rechupete.

3 comentarios:

  1. Bueno, que lo paseis bien tu y tu tropa, ya contareis.

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  2. ¡Anda, mira y yo sin enterarme hasta hoy!. Pues que te vaya bonito, guapo, y que "descanses" y disfrutes. Ya sabes a quien le gustaría recibirte en su casa pero ¡¡¡como está tan lejos!!!! (ya te vale, Míguel). En fin, besos y hasta la vuelta.

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  3. Espero que estés disfrutando y que nos cuentes a la vuelta. Y espero fotos!!
    Un abrazo.

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