Tal vez me esté metiendo en camisa de once varas. Allá en
Orihuela sabrán de sobra cómo hacer estas cosas, pero usar una mula
para cumplir con ciertas tradiciones me parece ir a contra pelo.
Esto es que ha tomado posesión del lugar el nuevo obispo, Jesús
Murgui, que procede de Mallorca y ahora viene a este lado de la mar, a
tierra firme. Parece ser que la primera parte de la ceremonia, la callejera,
compete al ayuntamiento de la villa. La segunda
le corresponde al cabildo, y tendrá lugar en el interior del “recinto sacro”,
la catedral.
El burro que ha servido para estas ocasiones ha sido sustituido
por este otro animalito, una mula blanca, de nombre “Pepita”.
El motivo de traer esta noticia a mi blog es la cara de susto que
el pobre Murgui manifiesta en la foto de arriba, y eso que tiene a ambos lados sendos
escuderos que parecen saber del oficio. No se cayó, a lo que parece.
Por un momento tuve ese temor, tras ver la foto de la noticia. Luego
ya me quedé más tranquilo, como lo llegó a estar el mismo recién estrenado
prelado de la diócesis levantina.
¡Anda que si llega a besar el suelo, menudo principio para tan
esforzada empresa!
Primera estación, parece decir el obispo, y he salido indemne. Veamos ahora qué es lo que procede y en qué otro lío me meten, y si seré capaz de dar la talla. ¡Uf!
¡ah!...Miguel Angel,
ResponderEliminar¡pobre mula...jajajaja!
dejame ser mala y que me lamente de lo mal montada que ha estado "Pepita", que he leido que así se llama, traida desde Cordoba para la ocasión, blanca y pura ella.
Si es que los hay que nacen para soportar siempre peso.
Un abrazo grande y sin malicia.
Ya le vale al obispo Murgui permitir que la pobre mula cargue con su enorme peso, porque flaquito no está ¿eh?, pues por más que a los feligreses o a quien demonios se le ocurriera semejante "entrada", él siempre tendría la última palabra y debería haber disuadido al ganador de puntos. No me gusta nada el asunto, nada nada. El pobre animal es muy precioso y no debería ser utilizado para semejante vulgaridad.
ResponderEliminarBesos, Míguel.
Sir Enry, no es la mula blanca quien me preocupa, sino el que tiene que montarla por exigencias del guión. A partir de ahora deberá seguirlo escrupulosamente, le mirarán con lupa y sacarán chistes en el mejor de los casos, o críticas ácimas si pretende hacer otra cosa.
ResponderEliminarAsí sí que puede haber malicia, no en tu abrazo.
Julia, seguro que cuidan más a esa mula que a ese obispo. Ella podrá rebuznar cuando la plazca, él me temo que callar y obedecer. ¿Sabes lo que es la cabezada? La mula no lo lleva, pero seguro que él, aunque sea invisible, sí.
A mí no han logrado ponérmela -eso creo-, por eso puedo también mandarte besos.
Claro, claro, esa es la cuestión, a mi me da pena la mula por soportar un peso que no debe, es gratuito, porque es la bufonada que se le ha ocurrido a cualquier descerebrado para ganar puntos con la "iniciativa".
ResponderEliminarLa mula sí lleva la cabezada, es necesario cuando se monta a cualquier animal, burro/a, caballo, mula..., hay que sujetar las riendas para guiar al animal hacia donde uno quiere ir, también en este caso, pero, si tú dices que el obispo también la lleva (yo no se la veo pero tampoco soy experta, sólo me fío de tu palabra) mal asunto para el obispo, dejarse poner una cabezada sin ser un animal doméstico dice mucho en detrimento suyo de él.
Sobre todo me alegro de que tú no te hayas dejado, eso es lo que significa ser "hombre" , en el sentido de ser humano, no dejar que nadie nos ponga la cabezada, aunque lo intenten. Jesús nos redimió y nos salvó, según nos enseña la santa madre iglesia ¿no? y nos salvó (a toda la humanidad) de las ataduras del servilismo al poder... pues eso mismo.
Por cierto, el obispo no tiene mal aspecto, parece que se sabe cuidar y eso de que no tiene más remedio..... SIEMPRE hay otra opción, tú mismo eres el ejemplo viviente.
Besos, rebelde con causa.