Cuando el diablo no tiene nada que hacer…

 

Lo tenía arrinconado en la cocina, vergüenza me daba que alguien entrara y lo viera. Ahora resplandece.
Es un cacharro que me regaló un tío materno cuando me hicieron cura. Entonces se estilaba, ahora no lo sé. Más o menos, más bien menos, como en una boda.
El caso es que no tiene aplicación práctica. Se trata de un trasto en el que encajan dos vasos y dos tarros pequeños de nescafé. Se supone que los vasos para azúcar y sacarina, y los tarros para descafeinado y con cafeína. Y siempre lo he tenido en el mismo lugar.
Estaba tan negro que parecía ébano.
Esta tarde, haciendo tiempo para ir a natación, me dio por pinchar en internet por si encontraba alguna forma casera de limpiarlo. Escribí: limpiar plata casero. Y salió una ristra de posibilidades.
En realidad no es plata, sólo alpaca plateada, pero supuse que daría lo mismo.
Escogí el más simple y económico. Consiste en esto tan sencillo: Coger un recipiente de aluminio, llenarlo de agua, echar sal y ponerlo a calentar. Sumergir el objeto y esperar veinte minutos. Sacar luego y secar con un trapo.
Y funcionó. En la foto está la prueba.
Palabra que estaba negro. Ahora hasta parece que la cocina no es el lugar más apropiado. ¿Verdad que no?
Pero no tengo otro, qué se le va a hacer.
¿El truco? No lo hay. Una reacción entre el sulfuro de plata, que es lo negro, el aluminio y el cloruro sódico por efecto del calor. Una cosa bien simple y natural.
Y mientras tanto, Berto dormitaba. Él sí sabe lo que es aprovechar bien el tiempo.

2 comentarios:

  1. Puafff, también me regalaron algo igual,por el trastero debe andar.

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  2. Qué bien, Míguel, ya sé como limpiar una "concha" de alpaca -también- que me regalo unas navidades la Dra. Arrabal (¿te acuerdas?) que hacía de Rey Melchor y todas las santas fiestas me regalaba algo (yo era su niña de la Delegación, ya sabes). Pues es el caso que siempre la limpio con un producto comprado a tal efecto pero me pongo hecha un cristo las manos y con guantes es un suplicio de calor, así que por pereza la tengo hecha un asco de negruras (no tanto como lo tuyo porque tú eres un dejao eso es verdad, para algunas cosas, también es verdad), pero tengo que ponerme a ello, de modo y manera que me has regalado un método que me mola más que frotar y ponerme negras las manos y uñas.
    Ahora que tienes ese chisme tan reluciente y precioso o lo cambias de sitio o quitas la caja de nivea de su lado que no sé qué contiene pero desentona totalmente.

    Oye Pablo ¿tú también eres cura? o te lo regalaron por otro motivo. Pues guapo sácalo del trastero que es un artilugio la mar de molón y toma nota de Míguel, para lo de la limpieza, digo.

    Besos

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