Esperaba a la cigüeña…



Y me encontré con esto

La zorra y la cigüeña
de Félix María Samaniego

 
Una Zorra se empeña
En dar una comida a una Cigüeña;
La convidó con tales expresiones,
Que anunciaban sin duda provisiones
De lo más excelente y exquisito.
Acepta alegre, va con apetito; 
Pero encontró en la mesa solamente
jigote claro sobre chata fuente.
En vano a la comida picoteaba,
Pues era para el guiso que miraba
Inútil tenedor su largo pico.
La Zorra con la lengua y el hocico
Limpió tan bien su fuente, que pudiera
Servir de fregatriz si a Holanda fuera.
Mas de allí a poco tiempo, convidada
De la Cigüeña, halla preparada
Una redoma de jigote llena;
Allí fue su aflicción, allí su pena;
El hocico goloso al punto asoma
Al cuello de la hidrópica redoma,
Mas en vano, pues era tan estrecho,
Cual si por la Cigüeña fuese hecho.
Envidiosa de ver que a conveniencia
Chupaba la del pico a su presencia,
Vuelve, tienta, discurre,
Huele, se desatina, en fin se aburre;
Marchó rabo entre piernas, tan corrida,
Que ni aun tuvo siquiera la salida
De decir: Están verdes, como antaño.
También hay para pícaros engaño.




Y con esto

El lobo y la cigüeña
de La Fontaine


Hicieron los lobos un día un gran festejo, y para ellos prepararon un rico festín.
Como son animales siempre hambrientos, la comida fue devorada en menos que canta un gallo.
Un lobo, temiendo quedarse sin probar tantas cosas como había, comió muy de prisa. Tanto que tuvo la mala suerte de que se le atravesara en la garganta un hueso que casi lo ahoga. Empezó entonces a saltar y a correr desesperado y al verlo, acudió una cigüeña que casualmente por allí pasaba.
Por gestos le hizo entender el lobo qué había sucedido, y compadecida la cigüeña, se dispuso a ayudarlo al momento.
Para eso introdujo su largo pico en la boca del lobo, llegó hasta el fondo de la garganta y sacó el hueso atravesado.
Muy satisfecho, el lobo dio media vuelta para regresar inmediatamente al banquete.
-Amigo lobo- -reclamó la cigüeña, con suavidad-, me debes la cuenta por mis servicios y ni siquiera me das las gracias.
-¡Estás loca!- -respondió el lobo-. ¿No tienes bastante con haber salido libre de mi boca?
Eres tú quien debe agradecerme.
Es propio de los seres egoístas no dar mérito a la obra de los demás.




Y con esto otro que, por ser demasiado extenso, sólo lo aviso y lo dirijo

de Juan Valera



 
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Explicación conveniente, no forzosamente necesaria, añadida a posteriori.
No, no esperaba que la cigüeña viniera de “Parir”, no es el caso. Sólo recordaba que por San Blas, la cigüeña verás; y como ayer fue día tres, pensé que… Pero se ve que el frío atenazó al pobrecito animal. En fin, ahora me fijaré en aquel otro que dice En febrero, busca la sombra el perro. Veré qué hace Berto, porque Moli es excesivamente friolera. Y Gumi aún no sabe si va o si bien.
Me temo, sin embargo, que en el intervalo voy a tener tiempo más que suficiente para degustar a Valera, aunque su cuento resulte un pelín largo.

2 comentarios:

  1. Has escogido dos cuentos preciosos, al menos a mi me gustan...el tercero lo dejo en reposo para otro dia, hoy tengo los ojos cansados y es sábado, me he de dedicar a otros menesteres....
    Un abrazo.
    Miguel Angel...¿no has recibido un correo mio invitandote a venir a Barcelona...? miralo.
    Encuentro en Barcelona

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  2. Ya sé lo del encuentro, lo tienes bien claro en el blog. A mí me pilla un poco lejos Barcelona, y el día tampoco lo tengo libre.
    Sin embargo, seguiré curioseando lo que hagáis.
    En cuanto a Juan Valera, aunque largo, merece la pena su cuento. Búscate un ratejo.
    Saludos.

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