Si no es la primera
vez que lo veo tan temprano, sí lo es que lo recuerde. Esta mañana, al
amanecer, -serían las ocho y pocos minutos-, justo por la parte opuesta del
firmamento, ahí estaba, claro, luminoso, festivo porque avanzaba que el día
sería soleado tras una noche de lluvia suavemente refrescante. Miré el
pluviómetro del jardín y comprobé que ya llegamos a los treinta litros. No está
mal; no está nada mal.
Lástima que no cogí
la cámara. Claro que tampoco hubiera conseguido una foto presentable. De modo
que voy a ver si encuentro algo semejante por Internet. Aunque sólo sea
aproximada.
Tal que así, como en
la foto, salvo que no había asfalto sino tierra; y tampoco era camino del
Parque Nacional Canaima venezolano, sino el camino del Pesquerón, vía lateral de
La Cañada pucelana que se desvía hacia Simancas.
Sólo se apreciaba un
trazo casi vertical que se cortaba justo en lo alto del cielo. La base se
asentaba en los montes Torozos, tras Arroyo de la Encomienda y las urbanizaciones
que justo ahora están naciendo.
Tras leer esto,
“El proceso científico para que podamos ver lo que llamamos
arcoiris se da "cuando la luz solar incide sobre las gotas de
lluvia, éstas se encargan de producir tal efecto, pero en algunas mucho más que
en otras. Los rayos del Sol involucrados con la formación del arco iris salen
de las gotas de lluvia con un ángulo de aproximadamente 138 grados respecto de
la dirección que llevaban antes de entrar en ellas. Este es el "ángulo del
arco iris", descubierto por René Descartes en el año de 1637."
Se dice que para que podamos ver el arcoiris debemos de encontrarnos entre el sol y una lluvia continua, uniforme. Otro de los parámetros determinantes para la calidad de un arcoiris es la altura a la que se encuentra el Sol; entre más bajo esté el Sol la altura que alcance el arcoiris será mayor”.
Se dice que para que podamos ver el arcoiris debemos de encontrarnos entre el sol y una lluvia continua, uniforme. Otro de los parámetros determinantes para la calidad de un arcoiris es la altura a la que se encuentra el Sol; entre más bajo esté el Sol la altura que alcance el arcoiris será mayor”.
entiendo que estaría lloviendo
mansamente allá arriba, en el altiplano torozano e igualmente que me fuera del
todo imposible distinguir el punto más alto del arco dada la posición tan baja
del sol.
¿Por qué cada vez que
veo el arco iris me acordaré que fui niño? No falla. Recuerdo algunos en mi
pueblo exactamente antológicos.
Vuelvo a buscar y
esto es lo que recuerdo:
Villalón de Campos. Rollo e Iglesia de San Miguel |
Una hermosa imagen que la naturaleza y el gran cosmos te regala.
ResponderEliminarUn privilegio al levantarse temprano.
Un abrazo, Miguel Angel.
Hay mucha gente despierta mientras el mundo parece dormir. Pero disfrutar del amanecer no es para todos, como el café sin azúcar, o el vino sin gaseosa. Es cuestión de gustos.
ResponderEliminarEn cuanto al arco iris, se puede contemplar en cualquier lugar y momento, y siempre será único porque cada quien lo verá desde su propia circunstancia.
Gracias, Anna por ese abrazo.
Ya lo decía (o cantaba) Judy Garland en "El mago de Oz"..."En algún lugar, más allá del arcoiris"...
ResponderEliminarY es que a pesar de todas las explicaciones cientificas no deja de ser un puente que nos lleva de lo cotidiano a lo maravilloso.
Abrazos.
Carmen, muchos antes Yahvé puso el arco iris en el cielo para que Noé se fiara de su palabra: no volvería a intentar ahogar al ser humano. Los niños de mi tiempo sabíamos por intuición que tras la tormenta el arco iris significaba que llegaba la calma, y podíamos volver a coger caracoles con los que jugar a echar carreras, o a cazar renacuajos para construir nuestros acuarios infantiles. Luego nuestras madres limpiaban lo que manchábamos, y nos metían de cabeza en el pozal, porque los baños aún no habían llegado. Eran otros tiempos, maravillosos en su sencillez como el arco iris.
ResponderEliminar