Esta mañana tenía la rutina calculada:
recoger y contar la colecta de la semana del Domund, hacer unas compras de
alimentos ante el puente que se avecina y entregar la colecta en la Caja. Era
un recorrido corto, no debía durar más de una hora. Habida cuenta de que tenía que traer varios paks de leche, decidí salir con el corsa.
Se complicó el recuento de monedas
porque me faltaban envases de 0,20 y de 0,50 sin los cuales el cajero no me lo
recibe. Tuve que hacer un apaño para que sumara el total a la medida de las
normas.
La compra también se demoró porque
estaba el parking hasta los topes. ¿A las 10:30 horas? Pues sí, me tuve que ir
hasta el último rincón, en lo más alejado de las escaleras. Concluyo esta
segunda parte del cometido antes de lo normal porque no había gente en el
supermercado. Salgo a la calle y la encuentro vacía. Autobuses y algún que otro
vehículo.
Me dirijo a la Caja España más
cercana, en Parque Alameda. Circulo despacio, mirando bien en busca de algún
hueco. Paseo Zorrilla adelante, imposible. Vinos de la Ribera de Duero,
repleta. Vinos de Rueda, atestada. Llego a La Cañada y calculo que andando
empleo más tiempo que si llego a casa y vuelvo en bici.
Termino donde empecé. Descargué la
compra, inmovilicé el vehículo y cogí la bici. Decido ir a la Caja de los
Sótanos, que me viene mejor camino del centro de la ciudad. El Camino Viejo
está prácticamente desierto. El Paseo Zorrilla en la Rubia lo recorro en
solitario. Dejo la colecta y me adentro en la ciudad. Circulo por el carril bus
sin que nadie me adelante; salto semáforos secundarios y llego a la Plaza
Mayor.
Tras recoger el reloj de pared en el
taller de la calle Calixto Fernández de la Torre, la vuelta sí la hago con un
tráfico más denso. Pero mucho menos de lo habitual a esa hora. Observo los laterales de las
calles y no consigo descubrir ningún hueco de aparcamiento.
Llego a casa más tarde de lo que
pensaba, exactamente a las 13:40 horas, simplemente porque no tuve dónde dejar
tirado el coche. Para nada me ha servido vivir en las afueras. Todo estaba
ocupado por vehículos aparcados.
Y ahora me pregunto: ¿Dónde estaban
los automovilistas?
Si hoy salían de viaje seis millones
de vehículos, casi puedo asegurar que se han quedado vacías seis millones de
plazas de garaje. Los que aparcan en la calle, ésos no se han movido.
En casos como el que cuentas, los automovilistas están dando vueltas contigo buscando aparcamiento.
ResponderEliminar¡Qué va! Estaba todo casi vacío. Si lo estuvieron buscando, seguro que se cansaron y se fueron a casa a ponerse el batín y las pantuflas.
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