Y dura…


Tal vez no sea público y notorio, pero en Internet nada desaparece. Todo queda, nada pasa.
No importa que borres, ahí sigue.


Así que ¡ojito con lo que se escribe!
Y para no meterme con nadie, pongo de ejemplo mi propio caso.
Hace ya un tiempo, una alma bondadosa, es un decir, burgalesa pero emigrante en los madriles, tuvo el detalle de regalarme una cuenta en ElPais.com para que pudiera figurar mi avatar en los comentarios que entonces cruzábamos en determinado sitio. Pobre de ideas e incapaz de meterme -o sacarme- más de una en la cabeza, no tuve otra ocurrencia que copiar allí lo que escribía aquí. De modo que El país de las maravillas fue un clon de Mi pequeño mundo. Llegó un momento en que me cansé de copiar y pegar, y dejé fijo el enlace allí de este lugar, y me olvidé, así, sin más.
Este verano tuve curiosidad de volver a visitarme y reunirme con Alicia, y no me encontré. Indagué, insistí, pregunté… La respuesta fue que los técnicos de la casa no se explicaban lo que había ocurrido, pero que no había solución. Simplemente había desaparecido.
Sin embargo yo me seguía visitando porque desde Google Reader me llegaba el reflejo del país maravilloso.
Hoy compruebo con satisfacción que no he sido el único en ser desaparecido, pero no. A otras personas les ha ocurrido lo mismo. Han borrado su blog, han anulado su cuenta, pero siguen figurando.
Como con las hipotecas, algo queda. Aunque finiquites, la deuda permanece…
Rostro que alguien dejó en la red, inmortalizado por los siglos de los siglos

7 comentarios:

  1. Ay, que acabo de copipegar una entrada en el O.c.I. sobre un posible e hipotético futuro de las hipotecas, pero todavía no lo he publicado, porque tengo al personal atosigado y pidiendome que pare un poco el ritmo, pero esta noche en cuanto caigan las 00:00, cae, cae, cae. Beso.

    ResponderEliminar
  2. ¿Posible e hipotético? Me lo explicarás, porfa. Bueeeeno, esperaré a la hora de las brujas. TBO.

    ResponderEliminar
  3. ¿Pero de qué hablamos?, de huellas, de traseros, de horas brujas....

    Estoy que no me entero; no me das tregua para leer tanta entrada, y poner comentarios.

    Parece que estoy enlentecida yo, o es que tú en lugar de bici vas en moto.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente, aunque por su nombre Google reader debería ser un lector, no lo es. De hecho es un sistema de duplicación de publicaciones. Se puede borrar la publicación pero le duplicado queda para siempre porque depende de Google exclusivamente. Ahora que hay tanto abogadillo de medio pelo dando vueltas a internet, podían meterle mano a este problema que afecta de lleno a la protección de datos personales.

    ResponderEliminar
  5. De todo ello Laura, de todo revuelto que una vez que se dice aquí ya no hay quien lo borre. Mira por cuanto hemos conseguido ser eternos.
    Besos.

    Juan, lo curioso es que ese Reader parece que se pone en movimiento cuando alguien anota una url, o sea que lo hace a instancias de parte. ¿Seré yo, lector, quien esté infringiendo la ley? Ya mismo empiezo a ponerme nervioso.

    ResponderEliminar
  6. A ver, no nos liemos Miguel Ángel. Por lo que sé, el sistema funciona así: tú le pides a Reader que te informe de las novedades de un blog, web, etc, para lo cual le indicas una URL, lógico. Y Reader te informa puntualmente de esas novedades. El problema no surge de ti, sino del procedimiento que ellos utilizan para permitirte leer los sitios. En lugar de facilitarte el acceso o hacer de espejo, hacen una copia que guardan en sus sistemas, con lo cual, esa novedad se conserva con independencia de lo que haga el original, incluso si el original desaparece. Si hay algo ilegal, lo hace Google, porque impide al interesado borrar sus datos.

    ResponderEliminar
  7. No, no quiero liar nada ni a nadie. Digo sólo que puesto que de mí parte la iniciativa y la petición, alguna responsabilidad también podría tener.

    Por otra parte, será como tú dices, y Reader hace una copia. Pero me resulta algo confuso y he probado a ver. He publicado una cosa, la he modificado y la he vuelto a publicar. Reader ha mostrado la primera versión, y luego la segunda, que a su vez ha ocultado (¿la habrá borrado?) la anterior. ¿Cómo diantre se hacen estas cosas? ¿Hay alguien tocando las narices entre bastidores, o esto funciona autónomamente?

    ResponderEliminar