Soy de pocas palabras, sin embargo necesito de muchas
para hacerme entender. No le pasaba así a mi padre, que usaba pocas y las
justas. Se le entendía a la primera. Otra cosa es que se estuviera o no de
acuerdo.
A veces hacíamos el viaje entero desde
mi pueblo hasta Alicante, setecientos kilómetros, sin decir ni pío. Y tan
contentos. Eso sí, llegábamos a casa con la boca seca.
Sin embargo, era público y notorio que
en las tertulias de café y en los encuentros familiares, mi padre era parlanchín
y buen conversador y contador de historias.
Cosas.
Seguramente tiene que ver con la castellanidad. Hay una anécdota que suelo contar, que a mi me contaron como si fuera real. Real o no expresa una forma de ser. Es ésta:
ResponderEliminarPadre e hijo, labradores, que salen el lunes de quintería (de lunes a viernes) al campo. Al salir del pueblo, en una de las eras hay grandes montones de estiércol al oreo. Dice el padre el lunes: qué montón de basura. Dice el hijo el viernes al regreso: sí, para las viñas. Ésa fue su conversación durante toda la semana.
Mi querido suegro, extremeño, era parecido. Beso.
ResponderEliminarEs posible Juan, pero no necesariamente. Mi madre, también castellana, hablaba por todos sus costados. Alguna vez caminando con ella me “sentía avergonzado” porque hilaba palabras con gente en la calle, de cualquier asunto, se paraba y a charlar.
ResponderEliminarCuando estaba “interno”, sus cartas eran quilométricas, mi padre en un rinconcito del papel decía dos palabras y firmaba.
emejota, ya sabes que los extremos… se tocan. TBO
Bueno, bueno, Míguel eso es lo que dices tu.
ResponderEliminarA tu padre solo lo vi una vez, en tu Ordenación y solo lo saludé.
Pero a ti si te conozco, y aunque no eres parlanchín, tampoco eres muy callado; siempre que hablo contigo, tienes varias conversaciones por el medio y ademas estas dando instrucciones a tus amores perrunos, mas de una vez has cogido el teléfono y estabas hablando con Berto, en un monólogo interminable o con Pilar, es decir que lo siento querido amigo pero has salido mitad , mitad; sin embargo a Roberto lo recuerdo callado y observador.
En fin, tan solo palabras. Besos