Aquella mañana, bien temprano, allí estaban ellas, dispuestas a terminar la faena. Como siempre, cuidando los detalles, atentas al momento y saliendo al quite de lo que hiciera falta. Haciendo, en suma, eso que a los varones nos parecen ¡cosas de mujeres!
María Magdalena. Gregorio Fernández. Valladolid |
Quienes iban a honrar a un cadáver se encontraron con El Que Vive; las que pretendían cumplir una piadosa costumbre se vieron comprometidas a ser apóstoles de lo nuevo; las furtivas que casi a oscuras, en la penumbra del amanecer, se acercaron ahogando los sollozos fueron constituidas voceras oficiales de la Verdad que había que pregonar a plena luz del día: Abba ha hecho definitivamente justicia y ha declarado que la Vida vence a la muerte.
María, natural de Magdala, gozó de un trato de favor. Nadie lo sabe explicar, -en unas coordenadas histórico-culturo-sociales que lo hacían tan escandaloso que resultaba inaceptable, irreal, imposible-; y ante la imposibilidad de negarlo, se ha intentado ningunear disfrazándolo de cualquier cosa. Y ahí está, aunque duela, a pesar de las tergiversaciones y manipulaciones de entones y de ahora, siempre tan interesadas.
María Magdalena. Castillo Lastrucci. Sevilla |
María Magdalena no es el alter ego de Jesús. Tampoco es su par. Pero es la primera entre sus pares, varones y mujeres. Ni feminismo ni machismo, mucho menos androginia o misandria, androfobia o ginefobia; humanidad simple y pura.
Hoy es su día, Santa María Magdalena, y nadie sabe desde cuándo pero ¡a quién le importa!
Cómo me gustaría que Jesús de Nazareth me preguntara "¿A quien buscas? ¿Por qué lloras?"...que me llamara por mi nombre. Que me dijera "No temas. Soy yo". Y que me enviara luego a los demás repleta de su Buena Noticia, sabiéndole vivo. Ainsssss...
ResponderEliminarAdemás de eso, me atrevo a recomendarte un libro : "Cuerpo espiritual", de Emma Martinez Ocaña, Ed. Narcea. El capítulo que dedica a esta "apostol de los apóstoles" es precioso, y entre otras cosas desmonta por completo todas esas falsificaciones a las que aludes, quizá la más gorda la identificación constante con la mujer adúltera o la prostituta que le seca los pies con los cabellos...