Hasta que San Juan baje el dedo

Hace ya un tiempo dejaron en mi iglesia una planta muy florida y hermosa, tal que así:
Como era tan vistosa la pusimos en un lugar privilegiado: justo delante del altar. Así lució durante muchos meses. Lenta e inexorablemente las flores se fueron secando y cayendo hasta que sólo fue una hermosa cosa verde, sin asomo de rojez. Y ahí sigue, sólo que la hemos puesto en otro lugar, a la espera de que tenga a bien echar de nuevo flores.

Esta mañana, mientras mi peluquera favorita me pelaba la pelambrera e intentaba dejarme algo más favorecido, observé que en el ventanal que da a la calle tiene ella dos plantas iguales a esta; una con flores y otra sin ellas. Y le comenté la falta de alegría que  mostraba la que estaba en la iglesia.

Raquel me informó que la tal planta se titula "Anthurium", que no requiere especiales cuidados y que lo único que exige es un poco de paciencia. ¿Cuánta?, le pregunté; pues mira esta otra, me dijo, hace cuatro años se quedó pelona y ahora empieza a despuntar por ahí abajo una flor…

Eché cuentas con los dedos, y calculé que más o menos la pobrecilla no dirá esta boca es mía hasta dentro, por lo menos, de tres años. Es bueno saberlo, para no desesperar. Ahora la miro y veo esto:
Pero ojalá me dure la paciencia lo suficiente para volver a verla tal como me llegó, o sea, como está en la foto de más arriba.

No quiero tentar al cielo y sacar ninguna moraleja. Porque si lo hiciera estaría escribiendo la historia de mi vida. Cuatro años en dar flores que sólo y apenas duran unos meses es demasiado fiar. ¿Saldrán las cuentas, merecerá la pena hacerlas, compensará la espera…?

Tengo unos cactus en la ventana de mi cuarto que han tardado en florecer ya ni me acuerdo. Pero desde que lo hicieron, no fallan ningún año por primavera. Y por supuesto, la clivia que heredé de mi mamá, además de no fallarme cada once meses, de vez en cuando me regala algún brote nuevo, que me sirve para poner más macetas por mi casa, y para obsequiar a mis amistades.

Si el anthurium va a comportarse de igual modo, esperaremos… "hasta que San Juan baje el dedo". ¡Y que lo haga pronto!

2 comentarios:

  1. Pues échale paciencia Míguel; Laura, que como sabes es una experta expertísima en plantas y flores varias, siempre dice lo mismo, hay que tener paciencia y seguir regándolas y en algún momento resurgirán como el ave fénix. Así que ya sabes: dosis extra de paciencia con la preciosidad que te llegó y, quizá, vuelva a ser la que fue.

    Por cierto la clivia tampoco está nada mal, qué bonita.

    (mi madre utilizaba la expresión "hasta que San Juan baje el dedo" para vaticinar que nunca se cumpliría lo que fuere, espero que no pase eso con la planta)

    Besos

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  2. Un abrazo en la distancia y te tomo prestada la reflexión porque es cercana y viva... sin querer ser puristas ni desmedidos, digamos que es como una parábola del Maestro.

    Bendiciones.

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