Gumi llegó a casa con un mes de vida, tal que el día 8 de noviembre del pasado año de gracia de 2009. Había nacido el 29 de septiembre, tenía pues apenas un mes. Llegó para quedarse, y aquí está. Hemos celebrado varias veces alguna fecha importante de su vida, pero la de hoy es algo más serio. Gumi cumple un año, y ha entrado en la adultez.
Claro que no lo ha hecho solo. Su padre, Berto, no lo ha perdido de vista. Moli ha vigilado desde la distancia materna de adopción. Y un servidor, pues ha hecho lo que buenamente ha podido o le han dejado, o sea, casi nada.
Poses diversas del personal que asiste al evento de marras.
Claro que no lo ha hecho solo. Su padre, Berto, no lo ha perdido de vista. Moli ha vigilado desde la distancia materna de adopción. Y un servidor, pues ha hecho lo que buenamente ha podido o le han dejado, o sea, casi nada.
Poses diversas del personal que asiste al evento de marras.
Como un año no se cumple más que una vez en la vida, a Gumi le hemos hecho una película, y ha querido la suerte que fuera en el preciso momento en que su padre, Berto, le daba el espaldarazo definitivo. He sido testigo, bien que por pura casualidad, del rito de iniciación llevado a término, cuando el pequeño se convierte en mayor, debidamente acompañado, para que no quede resquicio alguno a una adultez mal digerida, a una adolescencia peor desarrollada o a una infancia tristemente huérfana.
Sin pretenderlo, en mi opinión ha salido en este vídeo mucho más de lo que estaba presenciando. Gumi deja una infancia y adolescencia gozosas, y entra en una madurez libre de cargas, acompañado adecuadamente, y encara un futuro esplendoroso. Vamos a ver si es verdad.
Ya que ayer metí el palabro, hoy lo repito y que sea para bien: ¡ojalá esta parábola que Gumi encarna la viva y goce el resto de criaturas y seres vivos!
Si queréis oír el sonido ambiente tal cual fue, antes tenéis que apagar la música del blog.
Sin pretenderlo, en mi opinión ha salido en este vídeo mucho más de lo que estaba presenciando. Gumi deja una infancia y adolescencia gozosas, y entra en una madurez libre de cargas, acompañado adecuadamente, y encara un futuro esplendoroso. Vamos a ver si es verdad.
Ya que ayer metí el palabro, hoy lo repito y que sea para bien: ¡ojalá esta parábola que Gumi encarna la viva y goce el resto de criaturas y seres vivos!
Si queréis oír el sonido ambiente tal cual fue, antes tenéis que apagar la música del blog.
El perro es precioso...
ResponderEliminar¡felicidades Gumi¡ ...
me sumo a la celebración...
y no le comas a tu amo, las cosas que deja por medio..., bueno, o si...haz lo que puedas...
Un saludo Miguel Angel.
No sé quien es más retozón si el Gumi con su padre Berto o el amo de ambos.
ResponderEliminarQue tus buenos deseos para todas las criaturas y seres vivos se cumplan, amén.
¡Ah! y feliz cumpleaños Gumi, que cumplas muchos más y yo, a ser posible, que los lea en este cuadernito.
Besos
Pues... felicidades a Gumi por ese añito, y creo que hay que felicitarte a ti también no?
ResponderEliminarHoy es tu santo, no? Felicidades Miguel Angel!!!
Un abrazo.
Yo que pensaba que eran dos escolares retozando, y me vengo a enterar que uno era el padre.
ResponderEliminarBueno generalmente he visto la enseñanza a cargo de las mamis.
Cariños
Anna, no sólo es precioso, es que lo coges (aunque pesa como el plomo) y parece un oso de peluche. Ya le diré de tu parte que deje de comerme las cosas. Pero dudo que me haga caso.
ResponderEliminarUn saludo, Anna.
Julia, me ganan, a eso me ganan, sobre todo el pequeño no para, parece un remolino. Besos de parte de toda la jauría.
Encarni, gracias. A mí no me toca, que tengo un santo particular de esta tierra. San Miguel de los Santos, cuya fiesta se celebraba el día que yo nací, pero luego lo movieron de fecha. Así que ando un poco desubicado.
Abuela, es que en mi casa los papeles están generalmente cambiados. Moly es virgen y mártir y abuela putativa, Gumi el pequeño puede con todos, Berto es el padre pero parece una madre toda ternura; y yo soy el ama de casa, pero no lo parezco.