Control total

     Estamos controlados como en los mejores momentos de nuestra historia pasada, que creíamos muy lejos, pero que no parece estarlo tanto.

     Es el caso que me he enterado por casualidad que desde hace unos meses Blogger ha puesto a nuestra disposición este artilugio. Se trata de un medidor de estadísticas. Se accede a él a través del Escritorio que tod@ blogger@ administramos por el hecho de serlo. No digo "poseemos" porque está claro que esto es gratis, y durará lo que quiera el dueño, sea quien sea, que el resto sólo somos usuarios, en precario podríamos decir.

     Una vez que te adentras en Estadísticas, lo primero que se ve es la Visión general, lógico, una primera vista de todo lo que se pone a tu disposición.
     Ahí aparecen los números generales de lo que luego se puede observar en detalle y pormenorizadamente. Nombres, números, escalas, mapas, lugares, en fin, una información asaz completa.

     Puedes pasar luego a ver en Entradas qué artículos tuyos han llamado más la atención, por períodos de tiempo o en momentos puntuales, con la indicación de los comentarios, si los ha habido.

     Si tienes más curiosidad, también está a tu disposición quienes han venido a visitarte, no dice si comentando o simplemente entrado y saliendo. Número de veces, también por período de tiempo, que hayan llegado aunque no hayan hecho ruido, no importa si vinieron de puntillas; ahí están, inmortalizados. Desde donde han venido, qué instrumentos han usado y cómo han hecho el trayecto. Sólo falta qué presión arterial y qué pulso tenían en el momento en que se pusieron en movimiento. Hay que tener mucho cuidado, que la policía no es tonta.

     Finalmente, una panorámica general del mundo mundial con las zonas del planeta desde donde le miran a uno. Ya no indica el sexo, el estado y la condición, pero a uno, sinceramente, esto me pone los pelos de punta.

     No me digáis a mí que estoy (lo estamos todos) controlado, y sin haberme enterado, en lo que hago y a donde voy, desde el día 10 de mayo de 2010. Sospecho, que aunque sea muy legal, algo turbio entraña todo esto. Tal vez sea por lo de monetizar el asunto, que no dudo que a quien pueda interesar saber esto es una ayuda más en el negocio.

     Uno es de pueblo, y sabe de discreciones y de todo lo contrario. Los visillos en las ventanas siempre fueron una protección frente al exterior agresivo, y una excusa socorrida para observar sin vergüenza las vidas ajenas en su pública manifestación. Pues eso se acabó. A partir de ahora, cada vez que la mirada, qué digo mirada, siquiera el mero pensamiento, se acuerde de la vecina de enfrente, zas, contador al canto.

     ¡Me entra un acojone!