Hoy es catorce de junio

     No se trata de ninguna fecha de especial significación. No hay nada que recordar, que yo sepa; tampoco que olvidar o mantener en el baúl de los recuerdos.

     Simplemente fue lo primero que me vino a la cabeza cuando me tiré de la cama: Hoy es catorce de junio.

     Pero no fui nada original, porque ahí a la derecha Don José Saramago escogió el mismo título para su entrada de hoy. ¡Porca miseria! Para una idea que se me ocurre, ya estaba nacida en otro huerto.

     Y yo me pregunto: ¿Hay que nacer con suerte, o hay que ganársela a pulso? ¿Unas personas con estrella, y otras, sencillamente, estrelladas? ¿Qué necesidad tenía Don José de otra idea más de su propiedad?

     Decididamente los pobres siempre seguiremos siendo pobres, no hay salida…

     Pero a lo que iba, que aún no he empezado a decir. Yo ya tenía bien claro que en mi jardín no era el olivo el rey, sino el cedro. Lo que pasa es que me “pasé” cuando lo dije, entusiasmado por el esfuerzo y atenazado por el miedo a no hacerlo bien o a que me saliera rematadamente mal. Ahora que veo que el olivo trasplantado sigue con normalidad arbórea y que no parece haberle sentado mal la brutal poda y traslación, observo que en el mismo centro del jardín sigue estando el cedro. Que se mire para donde se mire su presencia todo lo llena; que despunta por encima de tejados y azoteas; que su sombra adormece a lilares y rosales; que sus ramas se mecen suave e indolentemente a la más pequeña brisa; que allá arriba el nido sigue, pero ya no lo ocupan las maricas, sino una pareja de torcaces… Y yo me pregunto: ¿A quién habrán pedido permiso para este cambio de inquilinaje?, porque a mí, no.

     Caigo, pues, rendido a la evidencia: el cedro es el señor de estos parajes. No podía faltar en este lugar. Por eso y por otras muchas razones, ahí está también a la derecha, arriba de Don José.

     Pero hay más. Anoche lo descubrí, que Lamet me dio la nota. Si entráis en este lugar escucharéis música sentida. Merece la pena. Es Pep Lladó. Es gratis oírla y descargala. Todo un homenaje a su mujer, su compañera, que se fue pero sigue estando, por lo que se aprecia.

     Otra, y ya termino. Ayer se cumplió el sexto año consecutivo que voy a nadar diariamente mi sesión de braza, crol y espalda, y no os imagináis lo fetén que me está viniendo. Niente de notar espalda y cuello; rien de mareos al atardecer y nozin de espasmos musculares y otras lindezas consuetudinarias.  Nada de nada de nada. Me levanto ligero como una pluma y me acuesto sedado como un bebé. Hacedme caso, y si tenéis una porción de agua a mano, no importa su color, sabor o temperatura, ¡nadad, benditos, nadad!

     Buenos días, pues, a las personas que me visitéis. Un saludo.

4 comentarios:

  1. Sí, entre Saramago y tu, la gente preferirá a Saramago.
    No te apenes, yo, hoy, te prefiero a ti (aunque me encanta Saramago).

    Buen sistema para estar ligero y sano.
    Feliz junio.

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  2. Y bien que te lo agradezco.

    Junio es un mes bonito, y julio aún mejor. Allí nos seguiremos viendo.

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  3. ¡Y yo sin atreverme a aprender a nadar a estas alturas! Me pregunto si en algún momento de mi vida -ya cada vez menor- me quitaré la tontería de encima y me "lanzaré" al agua. Por el momento sólo es una pregunta.. y además retórica ¡el colmo!

    Besos Míguel

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  4. Pues no sabes lo que te pierdes. Y que te sepas que siempre es tiempo oportuno para aprender. Si quieres te mando una monitora que conozco que enseña en tiempo record, no importa la condición de la persona a iniciar.

    Nadar es un disfrute total. Y ahora que hay piscinas durante todo el año, como los melones, los tomates y las lechugas, no deberías dejar pasar la oportunidad.

    Déjate de rectorías, y aplícate un poco más.

    Besos a mansalva, Julia.

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