No, yo nunca he amado a una mujer. Tampoco he contribuido a concebir. No he hecho nada de eso. Ni mujeres ni hijos. No he escrito un libro, jamás. No he ganado ningún premio que se precie. No me han condecorado por hazañas imposibles. Igualmente tampoco he visitado lugares por descubrir, ni he subido en avión, ni he bajado a honduras abisales. No he hecho tropecientas mil cosas.
Sí he plantado un árbol, y muchos más. He tirado piedras a un río. He pisado la hierba y he saltado entre los trigos. Me he bañado en el mar, y en ríos, y en piscinas de diversos estilos y medidas. Y también en acequias de riego y hasta en charcas con juncos y ranas. También me han salido callos, y sé leer y escribir. Salto como una ardilla y grito como el que más.
He escalado árboles y he robado peras. Me he subido a burro y he dado empujones y mandobles a troche y moche. He disparado tiros y lanzado flechas. He producido sangre y muerte de mentiras sin cuento. He leído tebeos y aventuras varias, y también El Quijote.
Me gustan las tormentas, y los rayos ni me asustan ni me parten. Duermo sobre el suelo como un bebé, y no hago ascos cuando hay que tirar de bota o de porrón. Si es manantial, no me importa echarme de bruces y sorber.
Me río a carcajadas, aunque lo correcto fuera la mera sonrisa, y hablo a destiempo y hasta digo tacos.
He amado y amo a personas y animales. Tengo amigas y amiguetes. También poseo casa, luz y lumbre y una bicicleta y hasta un coche.
Tengo dinero en el banco y también en el bolsillo. Me gustan las pipas de girasol y fumo lo justo pa’bajo. Y el colesterol, bajo control. Tengo muchas cosas, he hecho otras muchas y me falta casi ná. Pero una cosa digo que me duele hasta en el alma. Y os lo voy a decir, sí, voy y lo digo:
Esta noche es la noche de reyes. Tengo puestos los zapatos y espero que algo aiga a la vuelta de mañana. Pero no podré disfrutar de las risas y del llanto de la chiquillada alegre descubriendo los regalos.
Es así, no puedo evitarlo porque entonces no quise y no lo hice. Esta es una falta que nunca conseguiré suplir, asín se pongan y propongan romanos y hasta troyanos.
He dicho.
[¡Qué, ¿no suenan los aplausos?; no os oigo]
Los míos ya los estás oyendo. Ten cuidado que a lo mejor te cae una lagrimilla en la mano. Y esa pequeña nostalgia, creo que es pequeña y puntual, en tu vida, tan rica y llena de amor, a hombres, a mujeres, a criaturas, a los animales y a la naturaleza, es por culpa de eso de que los curas no puedan tener una compañera en la vida. Supongo que para ti será un sacrificio aceptado por causas mayores y en eso te admiro, pero no entiendo que se niegue la oportunidad de elegir a unas personas que se entregan por completo a los demás. Nunca he discutido este tema con nadie, pero me suena algo dentro y no sé muy bien cómo expresarlo.
ResponderEliminarPor otra parte, amigo Miguel Ángel, menos eso de chiquillería dando gritos de alegría o con la boca abierta ante sus juguetes mágicos, tienes mucho amor, mucha ilusión, mucha entrega. Como eres bueno, los reyes te habrán dejado algo, seguro. Mira bien al lado de tus zapatos.
Pero mi querido Míguel sólo tienes que ir a casa de tus vecinos, de tu familia africana y ¡YA ESTÁ! .
ResponderEliminar¿Cómo que "no conseguirás suplir"? ¡si ya lo has hecho!.
Quiero decir no tener hijos propios no significa no tener niños a quien amar como propios y eso tú ya lo sabes y ya lo haces.
¿De qué te lamentas? Corazón no se puede hacer tortilla sin romper huevos (esta frase es enigmática a propósito, para que te dejes de tontás y bobás y veas que ya tienes lo que quieres, tontorrón)
Te quiero, besos
Pues, mira, yo nunca me he dado con un martillo en la cabeza y, sin embargo, sé que duele, mucho, que, incluso, si el golpe es suficientemente fuerte, se abre un boquete, mana la sangre y se te puede ir la vida por el agujero. No, no hace falta vivir como hecho para conocer de la vida; lo que hace falta es que nos atraviese, que nos inunde, que nos ocupe, como un torrente o un torbellino. No se trata de que todo venga de la experiencia, sino que la experiencia nos traspase y nos llene. El mundo entra en nosotros en la medida que nuestra piel es una finísima capa por la que pasan todos los acontecimientos, como por ósmosis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo te estoy aplaudiendo.
ResponderEliminarSencillamente genial, aunque sabemos de buena tinta que risas y llanto de la chiquillada alegre los tienes en dosis que a la mayorìa de los padres les costaría imaginar.
ResponderEliminarSencillamente genial, aunque sabemos de buena tinta que risas y llanto de la chiquillada alegre los tienes en dosis que a la mayorìa de los padres nos costaría imaginar.
ResponderEliminarFeliz dia de Reyes, querido Mavs.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hace media hora que hemos llegado de celebrar los Reyes en casa de Maribel
ResponderEliminarY mira no son míos ninguno de los niños, ni de los grandes, pero son mas míos que de nadie y por eso he reído, he hecho una paella de marisco y también he llorado de emoción, bueno llorar no, eso que me pasa que se me llenan los ojos de lágrimas y ni pa dentro ni pa fuera, pues eso.
Míguel querido, no hay que parir ni engendrar, para amar a rabiar, con toda tu mente, con todo tu corazón y con todo tu espíritu. Nadie puede quitarte esa posibilidad.
A ti te quiero con ese amor grande que todo lo abarca.
Clares: Alto y claro han llegado tus aplausos y casi me empañas la pantalla. Lejos de plantear la ya vieja por remanida cuestión del celibato, sólo pretendía llenar el tiempo que vosotros y todos los demás habéis empleado esta noche pasada en preparar las cosas para los de casa. Mis noches de reyes han ocupado y seguirán ocupando otras muchas noches, gracias a que mi gente me ayuda para que sean posibles.
ResponderEliminarTe hice caso y miré los zapatos. ¡Acertaste!
Julia: Sabes que no es lamento, nunca lo ha habido, es simple constatación. Claro que tengo lo que quiero, pero también es cierto que no tengo todo lo que habría querido; como le ocurre a cualquier persona. Nada especial. Simples confidencias a medianoche.
Ya lo sé, también yo a ti.
Juan: Gracias por tus palabras. Tengo la piel llena de durezas y en las manos callosidades, pero aún así no hay manera de librarme de raspones y arañazos. Digo yo que por esos pequeños orificios algo entrará, digo yo.
Te abrazo.
Sara: Se nota que lo haces con ganas, todo el mundo me está mirando. ¡Para!, que me pongo colorao.
somos de aquí: ¿de verdad sois de aquí? Pues lo tenéis fácil, ajuntaos por acá y juntos prepararemos las dosis necesarias para que a nadie le falte. ¿Sois muchos? Voy a ver si tengo abrazos para todos… ¡Yo creo que sí!
Cornelius: Gracias. Veo que también contigo se han portado bien. ¡Ave, praeclarus romanus!
Laura: Eres una auténtica madraza, y tienes manos de cocinera y repostera para nota muy-muy alta. Y a lo que estoy viendo en esto de los blogs pronto vas a superarnos a los que nos las damos de experimentados.
Llorar en compañía es de lo mejor. Y no importa que no caigan, sólo con que asomen ya es suficiente; los ojos se lavan y el ánimo se esponja. Y luego te ríes con más ganas.
Llorar solo también es bueno, pero no es lo mismo. Y eso a veces también sucede. Pero no tiene mayor importancia, porque sólo es un rato, y se olvida enseguida.
Por cierto, tus deseos de reyes me han llegado. Hice caso a Clares y miré en mis zapatos.
Tienes toda la razón, ha sido un día de reyes TOTAL.
Miguel Ángel-
ResponderEliminarTu tienes tu chiquillada, pero no les dejes leer lo que hacías cuando eras pequeño.
Ahora como todos nos hemos vuelto tan "fisnos", no se puede jugar a matar y tirar flechas de "mentira" al enemigo, ni tirar piedras ni robar en huertos ajenos.
En nuestra época si.
Eso que nos llevamos por delante, y además no tenemos traumas, ni nada de nada.
Los Reyes te envian desde Monzón, todo el cariño de tu amiga María Luisa.
Besos, muchos, muchos.