¡Me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra!


Trasteando en un blog vecino, Diario del Aire, di con otro lugar y con este texto que me ha producido empatía, simpatía y sintonía. No es que lo ocurrido en Haití esté ahí explicado. Pero pensando, pensando en lo que se dice, tal vez se entiendan cosas a las que hemos estado dando vueltas durante estos días pasados.
Yo disfruté, y también sufrí, leyéndolo. Mirad a ver si os pasa lo mismo. No es demasiado largo y no os ocupará más que unos minutos.


"Del hecho al desecho"
por Eduardo Galeano (Uruguay)
martes, 12 de enero de 2010
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco..
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
 Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?

¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?

¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

 Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.

El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'.Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios. Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!!

¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado".



––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

Definitivamente este post ha nacido malamente:

1º Parece ser que la autoría del texto que se cita pertenece a Marciano Durán (http://marcianoduran.com.uy).

2º En diversos blogs aparece como atribuido a Eduardo Galeano, y con títulos diferentes, no ya en el 12/1/2010 sino incluso desde febrero de 2009.

3º Igualmente parece cierto que Galeano desmiente este error, afirmando que no le pertenece, aunque se siente amablemente elogiado al atribuírselo.

4º. Sí parece que el otro artículo, “Los pecados de Haití”, tomado de http://www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/escritos/los.pecados.de.haiti.htm sea cierto. Si no lo fuera, me sentiría doblemente engañado. Y ya me suena a tomadura de pelo y burla este juego de autorías. ¡Qué fácil es copiar y pegar!

12 comentarios:

  1. Me temo que alguien ha copiado a alguien, es decir, este texto me huele a plagio. Y me entristece, porque se trata de Eduardo Galeano. Se puede leer en el blog de Marciano Durán

    ResponderEliminar
  2. Has aumentado mis temores peligrosamente, Juan. Lo citaba Diario del Aire, que a su vez remitía al blog piensaChile.com, donde estaba íntegro el artículo, atribuido a Eduardo Galeano. Yo lo preparé ayer por la tarde, y cuando a última hora fui a comprobar los enlaces, no pude encontrarlo, había desaparecido o lo habían escondido.
    En cualquier caso, sea o no de él, me siento identificado con su contenido. No hacía falta incurrir en mentira para expresar esa desazón que tenemos algunos ante esta pérdida de sentido y la fugacidad a la que estamos inevitablemente abocados.
    Sí parece cierto que el otro artículo, “Los pecados de Haití”, tomado de http://www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/escritos/los.pecados.de.haiti.htm sea cierto.

    Gracias, pues, por avisar; internet es un medio que da pie a estos errores.

    ResponderEliminar
  3. Acabo de encontrarlo en el blog de Iñagi Anasagasti, atribuido a Eduardo Galeano, http://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2009/09/eduardo-galeano-periodista-y-escritor-uruguayo.html, el 28/9/2009. Y en otros lugares con otra autoría desde febrero. Lo dicho, internet no ofrece seguridad; el copiar y pegar resulta demasiado fácil y cómodo.
    Es lo que hay.

    ResponderEliminar
  4. Comparto contigo la lozanía del texto. En el blog de Anasagasti, uno de los comentarios al redactado desmiente la autoría y da referencias probando el desmentido. Son los riesgos de esta casa que, en muchos casos, es la casa de tócame Roque.

    ResponderEliminar
  5. Definitivamente esto parece ser lo más próximo a la verdad: http://lacomunidad.elpais.com/ivetteduran2002/2009/5/18/memorias-del-pasado-para-mayores-40-eduardo: cronicas marcianas y uruguayas dijo

    Hemos advertido que en vuestra página se ha publicado un texto del
    escritor uruguayo Marciano Durán con un título y una firma que no se
    corresponde con el original.

    Desde hace unos meses circula por Internet la crónica ?Desechando lo
    desechable? y lo hace con el título ?Porque todavía no me compré un
    DVD?, ?Para los de más de 40? y ?Ahora todo se tira? con la firma del
    reconocido escritor compatriota Eduardo Galeano.

    La versión original (sin las modificaciones que sufrió en los últimos
    meses) se encuentra en la página http://marcianoduran.com.uy y está a
    disposición vuestra (junto a un par de centenares de crónicas más) sin
    más requisito para utilizarlas que no modificar su contenido.

    Dpto de Prensa de "Crónicas marcianas y uruguayas"

    http://marcianoduran.com.uy
    02 Junio 2009, 01:35
    ivette-duran dijo

    Para el amigo Marciano y para los amables lectores:
    Es justo y necesario hacer una aclaración acerca de la autoría de este controvertido como genial artículo. Para ello contamos con el siguiente aporte estractado de la web de Marciano http://marcianoduran.com.uy .
    Mil gracias.

    Galeano: “Mi trabajo más felicitado, más laureado, que circula por Internet no me pertenece”

    Como si se tratara de olas cibernéticas que aparecen cada poco tiempo, en estos últimos días ha vuelto a circular profusamente en la red el artículo “Desechando lo desechable” firmado por Eduardo Galeano.

    En la última semana hemos contestado decenas de correos explicando una vez más la situación.

    Parece que siguen las dudas.

    Aclaremos por última vez:

    “Por que todavía no me compré un DVD” se llama en realidad “Desechando lo desechable” y está incluído en nuestro último libro “La cuestión es darse maña y otras incoherencias”.

    A pesar de todas las aclaraciones que hemos hecho, siguen llegando correos de lectores que aseguran que el texto es del escritor compatriota.

    Lo que sigue servirá (espero) para despejar dudas definitivamente:

    En la edición del 8 de marzo del corriente 2009, el diario “La Capital” de Rosario (Argentina) entrevista al escritor Eduardo Galeano y el artículo es levantado -además- por medios de México.

    “…el autor de Las venas abiertas de América Latina, Memoria del fuego y El libro de los abrazos, entre otros libros, se muestra dispuesto al diálogo. Durante la entrevista el escritor uruguayo hablará del valor de la mirada, su dolor por el mundo presente, su esperanza y su desesperanza, su visión de internet y tres de sus pasiones: el fútbol, el amor y la literatura“–comienza diciendo la nota.

    En una parte del reportaje el estimadísimo Galeano dice:

    —”…por ejemplo, mi trabajo más felicitado, más laureado, que circula por Internet no me pertenece, y desconozco quién me lo atribuyó. Se llama “Por qué no tengo DVD”, que además no es cierto, porque yo sí tengo DVD. Pero ocurren cosas desopilantes cuando algunas personas maravilladas con ese texto me felicitan. A mi me da cierto pudor incluso defraudarlas y suelo no aclararles nada (risas)…”

    Resumiendo:

    a) Galeano dice que el texto no es de él.

    b) La crónica es una de las tantas que forman parte del libro “La cuestión es darse maña y otras incoherencias”.

    c) Damos por terminadas -con las disculpas del caso- las aclaraciones respecto al tema.

    Marciano

    ResponderEliminar
  6. Sea como fuere es un texto que explica muy bien como nos encontramos muchos de los ya hemos cumplido 40 años y no acabamos de encontrar el agujerito por donde volver a esta civilización tan incivilizada.


    Estoy un poco liada con la rehabilitación y otros asuntos ( inspecciones y esas gaitas ), acabo el día agotada y sin animo para nada.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Yo estoy con lo que dice Laura, que el contenido, con el que yo tambièn me identifico, es lo realmente importante. La red tiene esto, que diluye las autorias, es como volver de otro modo a la Edad Media, donde la autoria no era lo fundamental. Somos miles de almas pensando, hay como un pensamiento colectivo, que borra a los individuos. A mi no me desagrada que sea asi. Y que traten de controlar internet con derechos de autor y demás. Es casi imposible.

    ResponderEliminar
  8. Lo que a la postre importa, resuelto el malentendido y fijada la autoría, es lo que bien expresa en su blog Diario del Aire:

    DdA dijo...
    Como aclaración para Miguel Ángel y demás lectores de este DdA, hemos recibido esta nota de la Redacción de PiensaChile:
    Tiene toda la razón (en este caso Miguel Ángel). Ayer nos lo advirtieron a poco de subido el artículo. Pero nuestro error fue doble, pues ya lo habíamos subido hace unos meses atrás y por comentarios que nos llegaron de lectores le agregué el siguiente comentario:

    Nota de la Redacción: esta artículo fue enviado a piensaChile con el dato que se trataba de un trabajo de Eduardo Galeano y así lo publicamos, pero hoy (12 de septiembre de 2009) nos llega una nota que dice que este artículo fue escrito por Marciano Durán, en su blog Marciano Durán. Crónicas marcianas. Pedimos disculpas si cometimos un error, pero, con alegría constatamos que, "no todo lo que brilla es Galeano". Que bien que así sea! Necesitamos mil plumas denunciando lo torcido, lo mentiroso, lo dañino, lo que nos afecta, ayudándonos a buscar lo nuestro, la verdadero, lo propio, lo que nos hace libres.


    En consecuencia, os presento un blog interesante, de un escritor muy interesante: Marciano Durán. Crónicas marcianas, ttp://www.marcianoduran.com.uy/

    ResponderEliminar
  9. Querido Miguel Ángel-
    No me importa la autoría, simplemente pienso que es verdad, todo lo que se dice.
    Ahora todo es de "usar y tirar" hasta el amor...
    No se si eran los tiempos mejores o peores, pero nos enseñaron a valorar más las cosas.
    Pero la vida ahora es así y todos nos hemos acostumbrado a "usar y tirar"

    (Miguel Ángel, estoy con problemas de dentista,perdona que haya tardado en visitarte.
    Pero ya sabes esto de los dientes...
    Espero que el ratoncito Peréz me deje algo bajo la almohada)

    Un besico de buenas noches.

    ResponderEliminar
  10. Hola Miguel,

    ¿Qué tal? Hacía un tiempo que no entraba en la blogsfera. Yo tengo 23 años y detesto deshechar. Me da por pensar que el usar y tirar vivió un pico a principios de los 00 y que ahora, tal vez por la crisis o tal vez por la saturación, se esté volviendo a buscar artículos un poco más duraderos.

    Mira este video que una vez embotellé, va sobre el mismo tema, te gustará: http://botellaalmar1.blogspot.com/2008/05/story-of-stuff-la-historia-de-las-cosas.html

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. María Luisa, cuidate la dentadura, que es parte de la boca, y con la boca hacemos cosas bien importantes, como sonreir, besar, comer y silbar. También yo estoy en ello, que ya entré en edad de tener implantes, que es lo que ahora se estila.
    Y no te apures, entra por aquí cuando puedas y quieras.

    Lanzador, gracias por el aviso, ya vi el video. Allí te diré algo.
    A mí es que me da pereza estrenar; me encuentro cómodo usando cosas usadas, hasta que ya no dan más de sí. Luego me valen para otras cosas. Lo guardo todo, hasta los mocos en el bolsillo.
    Ahora, eso sí, si estreno, desde el primer momento. Salgo de la zapatería con ellos puestos, que pueden suceder desgracias, y resulta feo dejar zapatos sin estrenar en el armario…

    ResponderEliminar