Simplemente, protesto

Conste que en atletismo no me mueve nada ni nadie. Lo veo con interés cuando entiendo el deporte de que se trate, que no todos ellos consiguen entrarme en la mollera. Y de reglamentos, cero, no conozco ninguno de las diferentes modalidades de carrera, saltos, lanzamientos, etc., etc. Me guío por el sentido común, y espero el veredicto de los jueces.

Natalia Rodriguez

Esta tarde, velando a medias la siesta, adormecido por el suave murmullo del televisor, fui testigo de la carrera de 1.500 femeninos.

Cuando Natalia Rodríguez aceleró para atravesar el hueco interior que le dejaba la atleta que corría por delante de ella, enseguida me di cuenta de que ésta se hacía a la izquierda, cerrando el paso a la de atrás.

El roce posterior provocó en una la caída y en la otra una salida fortuita del tartan.

El griterío del estadio me dio la sentencia. No se lo iban a reconocer, no la iban a dar por ganadora, no importa que demostrara que la sobraban fuerzas para llegar la primera con muchos metros por delante.

Lo de menos es la medalla de plata. Lo que me encorajina es que siempre nos den a los mismos la patada.

Ni soy patriotero, ni nada parecido. Pero lo de esta tarde en aquel estadio berlinés, fue de vergüenza.

Simplemente, protesto.

Dos Lunas en el Cielo

El próximo día 27 de agosto veremos según nos dicen, dos lunas. Habrá que disfrutarlas, porque este hecho no se repetirá nunca más en nuestra vida.
Aquí está una reconstrucción de lo que posiblemente podamos ver.



Bueno, ejem, tal vez no sea cierto. Pero eso no lo podemos saber hasta que llegue el día. No obstante no te quedes sin ver por completo la presentación, que contiene información adicional sobre este y algún otro asunto de interés general.

Una foto y unos pensamientos

Antes de que entráramos en la era de la imagen y de los medios, la palabra lo era todo o casi todo. Bueno, tampoco era así, que los gestos también valían. Pero lo que quiero decir es que había que explicar las cosas utilizando la palabra hablada o escrita. De alguna manera se podría decir que teníamos que ingeniárnoslo para entendernos dando explicaciones claras y convincentes, y que el uso de las letras, siendo ilustrado o analfabeto, era necesario para todo perro pichichi.

En la época que ahora recuerdo, apareció en una revista de tirada nacional española un señor que ponía una foto y luego la comentaba. No era nada nuevo, porque lo que se llamaba "fotopalabra" ya estaba inventado. Incluso en la prensa de entonces, era habitual colocar imágenes de edificios, personas o cosas y hacer el correspondiente artículo. Pero aquello de aquel señor resultó interesante para mí, porque no se trataba de un artilugio periodístico, sino de otra cosa, digamos, más filosófica. De alguna manera, mirando la imagen, él iba deshojando las sucesivas capas que captaba hasta llegar a lo más simple y también a lo más profundo.

¿Estaría buscando el alma que está en cada cosa? Pues mira por cuanto, ahora que recuerdo, tal vez titulara su sección revisteril de esta manera: Fotos con alma. (A lo mejor ya ni recuerdo bien, y sólo decía Imagen).

El caso es que yo, ahora y aquí, quiero hablar de esta foto, que saqué un mes de abril, de camino hacia la Fuente del Cobre, en Palencia, donde dicen que nace el río Pisuerga. Afirmación que resulta ser incierta, porque dicen los que saben que ni hablar, que nace más arriba, y que por ella sólo pasa.

A simple vista un sendero, abierto entre el bosque de robles, aún dormidos por los fríos del invierno. A la izquierda un enorme ejemplar. Al frente, otro de tamaño mediano. A la derecha muchos pequeños, que se distinguen unos de otros porque carecen de las hojas que aún tardarán en aparecer, cuando el verano se acerque.

La senda parece ascender con suavidad, hacia el collado que se avista más adelante.

No hay sombra, aunque sí sombras. El sol está bien alto, debe ser sobrepasado el mediodía; si fuera otro momento se proyectarían más alargadas las imágenes oscuras en el suelo. Y a la izquierda, luego caminamos hacia el oeste. Engañosa impresión, pues es salida del valle aunque se hace subiendo. Pero sólo es apariencia y momentáneo engaño: llegado a lo alto de la collada, la bajada se acelera y supera con creces lo que ahora es cuesta arriba, convirtiéndolo en cuesta abajo.

Quien camina, qué importa quién sea, va por sitio conocido. No se aprecia sino seguridad en la marcha. Bien equipada para el lugar y momento, esta persona anda con paso seguro sin levantar la mirada. No necesita observar detalles que sorprendan, ni comprobar señales que orienten, ni espera dudando descubrir si la ruta que ella sigue lleva bien o lleva mal al destino pretendido. Podemos concluir que se sabe el camino. Que ya lo anduvo, no se sabe; que confía en lo que hace, seguro; y otra más: que aunque se la ve sola, no lo está y por ello ni se apresura, ni se retarda; camina con ritmo y sin prisas, porque lo hace con otros de los que se siente parte.

Lleva polainas, ahora llamadas "guetres" (¿de qué idioma se deriva?), cabeza cubierta y ropa ligera. La mochila, ni grande ni pequeña, suficiente. Se trata de alguien con experiencia, no es la primera vez que se adentra en la montaña.

¿Qué más decir? Yo nada más. Decidlo vosotros y vosotras, al entrar aquí. Además de mirar, hablad; o al menos, pensad. Y si lo queréis escribir, hacedlo, que estáis en vuestra casa.

Como ejemplo, coloco aquí esto otro que este señor del que hablé más arriba nos mostró ya hace tiempo, demasiado tiempo. Se trata de algo parecido, pero tienen las dos imágenes diferencias que sería interesante descubrir y razonar. ¡Ánimo, blogueros de esta internet procelosa!

http://fresno.pntic.mec.es/%7Ejqug0000/imagenes/no_estaba.jpg

¡Qué maravilla!



Este ser está en su salsa. Me lo encontré en las marismas de Isla, Cantabria.

Fui buscando un poco de paz exterior, que de la interior tengo de momento suficiente.

Y andando por la playa, en esos intantes desierta, me adentré por un ría rumbo a tierra.



Allí estaba él (o ella, que de eso no entiendo) solitario en su paraíso, gozando como un enano, y tal vez esperando algún obsequio en forma de golosina.

No penséis que os engaño, que no; su reino es así de bonito, tranquilo y silencioso; no se oían ni ranas, y sí que debían estar por algún lugar metidas.



El individuo (o individua), ante mi presencia nada hostil, no se cortó ni un pelo y se dejó mecer por el agua mansa de aquel humedal, mostrándome cuán hermoso era, y qué ufano se encontraba sintiéndose el rey de todo aquel lugar.

Ni por asomo se me ocurrió darle nada de comer, no sea que al animalico le sentara mal lo que yo le pudiera dar. Aunque seguro, y a la vista está, está bien alimentado y entre gusanos y pececillos tendrá más que suficiente alimento en la marisma.



Mucho me temo, sin embargo, que como esto se sepa, se llene de plásticos y mierda, y termine perdiendo el ser lo que es: un paraíso.

Tal como lo vi os lo cuento. En la costa del Cantábrico encontré un rinconcito hermoso, casi idílico.

No llegaban hasta allí los ruidos de los motores ni las sombrillas de los bañitas. Tampoco perturbaba el aire bocinas y claxones varios, porque, de momento, por allí no llegó el asfalto.

Por ahí enfrente está Isla, un pueblito de Cantabria. Otrora fue ganadero, ahora… turístico y construido. Sigue gozando de paz, tan siquiera en el atarceder de un agosto amodorrado por tanta luz y calor.

P.D.: No soy Pedro Miguel Lamet, S.J. que es todo un pedazo de artista en comentar las cosas que se ven, hasta descubrir su alma. Pero, palabra que lo intento. Algún día, seguro, lo conseguiré.

Dadles vosotros de comer…


Lo entendió con toda claridad. Alfredo, cura raso, párroco de barrio populoso de mi ciudad, Valladolid, oyó alto y fuerte al Maestro que le decía: «Dadles vosotros de comer».

Todo empezó aquellas Navidades con las ganas de hacer algo especial por nochebuena. Dándole vueltas al asunto, al final quedaron en que tras la misa, mesa. Y cada quien arrebañó lo que pudo en casa, y para allá que se fueron. Resultó bien. Tan bien, que decidieron repetirlo. Pero cambiando alguna cosilla. ¿Qué cambiaron? Habrá que preguntárselo a él y al resto, porque yo sólo sé esto:

En los locales de la Parroquia del Dulce Nombre de María viene funcionando desde hace casi dos años un comedor para indigentes. Indigentes o no, allá se juntan un tropel de personas a saciar el hambre de sus cuerpos y también de sus almas. La crisis, maldita sea, que se ceba en quienes menos recursos tienen, ha dado lugar a la existencia de una población invisible para el resto de la población; nadie los ve, porque parece que nadie quiere mirar. Pero aquí sí que miraron, y vieron la necesidad, y asumieron el reto, y se pusieron en marcha.

En torno a él se formó un grupo, qué sé yo, un puñado de personas. Todos voluntarios animosos. A la faena.

El resultado es que el comedor se llenó. Los domingos más de un centenar: exactamente 140 servicios.

Gentes que entran y salen. Donativos por aquí y y por allá. Salidas a hoteles y restaurantes a por las sobras. Recogida de alimentos vinieran de donde vinieran, por ejemplo, también de Banco de Alimentos. Cocina funcionando a todo gas, servicio de mesas y fregadero, acogida a propios y extraños. La puerta siempre abierta, mudo testigo de un espectáculo tan humano como cristiano.

Dos años, se dicen bien, rebuscando comida para darle a tanta gente; es mucho y duro trabajo. Pues ahí estaban Alfredo y su muchachada, tan contentos.

Y claro, salió en los papeles. Aquí está El Norte de Castilla.

No podía ser. Algo tenía que ocurrir. La ley de Murphy está vigente.

Críticas y chismorreos terminaron por aparecer.

¿Para qué abrir un comedor social en una parroquia si ya hay uno municipal que funciona bien?

¿Es una parroquia el lugar más apropiado para ofrecer este servicio?

¿Y toda esta gente rara que se ha adueñado de la parroquia, quiénes son y de dónde han venido?

Y digo yo: ¿tendrá permisos, y control sanitario, y habrá personal asegurado…?

Nada importante, simples chismes de una ciudad pequeña y provinciana. Porque los comentarios serios parece que lo apoyaban: Foro-ciudad

Hasta que llegó la noticia, publicada en la prensa:
«Los usuarios temen que cierre un comedor social de Delicias por el traslado del cura»

Al cura lo trasladan. ¿Pero se va él por cansancio o le mandan a otro lugar donde será más válido? ¿Viene otro que ocupe su lugar para mantener este servicio con más capacidad y/o mejores cualidades? Él calla. Los que estaban con él preguntan… Nadie sabe nada. Sansón, el de El Norte de Castilla se pregunta si se ha acabado el hambre y ya no es necesario dar a nadie de comer: La maldita caridad

Yo voy a hacer una suposición, y mucho me temo que sea la verdad: A Alfredo le han enseñado la puerta. "Ahí la tienes". Y sin más explicaciones me lo han mandado a descansar a Salamanca, p.e., a estudiar o a pasear, es lo mismo. Las críticas malévolas de si entraban putas y marroquíes en lugar tan honorable; si los drogadictos o ex que por allá aparecían podían ser un peligro; gente tan rara en nuestro barrio, ¡ni hablar!; ¿quién es ese mierdecilla que osa competir con los servicios sociales oficiales? Esto y otras cosas, que seguro que las ha habido, preocuparon en demasía a la superioridad. Y sin dar explicaciones, carpetazo; esto se acabó. Tú te vas y esto se cierra.

El grupo de voluntarios, me dicen, están por ir y preguntar. No sé si los recibirán. Y si les reciben, no sé qué les dirán. Otras cosas también acabaron así, no es, pues, de llamarse a engaño. Uno se va acostumbrando.

Parece que hay silencio también en los compañeros. ¿Impotencia? ¿Incompetencia? ¿Mala conciencia? ¡Vaya usted a saber!

Alfredo Velasco, cura en vacaciones a partir de ahora, descansa si puedes, pero no desfallezcas. ¡Ya volverá la primavera!


Mirar las cosas y descubrir su alma

No descubro el Mediterráneo si presento a Pedro Miguel Lamet S.J.

Quien tenga el pelo teñido para encubrir sus canas, o las enseñe sin más impúdicamente, le habrá leído, le habrá escuchado o le habrá visto en TV. Y más de una/uno tendrá en su biblioteca doméstica algún libro suyo.

Sabe escribir, es poeta, entendido en cine, periodista, teólogo a tiempo parcial y divulgador de sus sentires gaditanos, que son universales.

Lo traigo aquí por una razón bien poderosa: he encontrado una página dedicada a él, que tal vez él mismo desconozca. Si me preguntáis cómo he dado con ella, no podría responder sino: andando por ahí…

Veréis: Lamet tiene página web, tiene un blog (El alegre cansancio), tuvo (¿sigue reteniendo?) cátedra de cine, fue director de Vida Nueva…, y vaya usted a saber qué más cosas tiene (porque quien tuvo retuvo, o ¿no?).

Pero esto que digo yo es especial. Es pequeñito, humilde, antiguo con pátina del tiempo pasado que ya no volverá; es profundo, es franciscano (a pesar de ser él ignaciano), es refrescante, es vital (vitalista), es hermoso, es candoroso; es literario, es visual, es musical, es oración, es………… ¡Basta! Miradlo por vosotra/os misma/os y disfrutad:

Imágenes

Bueno, y si queréis juzgar (valorar, opinar, sopesar, evaluar…), también podéis hacerlo. Pero seguro que opinaréis como yo, seguro que sí.


Avisado de que acaba de publicarse en YouTube una entrevista suya, la pongo aquí por si interesa:

Entrevista en VIDEO con Pedro Miguel Lamet

Entrevista en TEXTO de Manuel Vidal a Lamet

¿Es libertad o es perversión?

Hace algo menos de un año expresé mi disgusto al entrar en un “lugar” de Internet que tiene el adjetivo “cristiano” y que sin embargo en su espíritu, -y en mi opinión-, carece precisamente de lo que alardea. Se trata de ReligiónDigital.
En su sección general trae información religiosa, que tiene un pasar, sin ser “nada del otro jueves”.
Tiene luego una sección de blogs de temática religiosa en la que se permite todo tipo de desmanes: desde bloggers que desde su púlpito particular echan por sus teclas lo que nunca jamás tendrían el valor y los arrestos de expresar a cara descubierta y con nombre y apellidos, pasando por cigüeñas con campanario y nido para cigüeñines con regusto por los chismes y comidillas de baja estopa, hasta comentaristas, ocasionales y “azarosos” o calculada y premeditadamente “rompeasambleas”, folloneros y camorristas de posts de profundo, novedoso y hasta fronterizo calado.

El caso es que me he visto implicado y complicado en el blog “Pensar y vivir en la frontera” del teólogo y especialista en bioética
Juan Masiá Clavel S.J. por culpa de ¿oscuras fuerzas integristas? Aún no lo sé, a ciencia cierta, a quien debemos el honor del “fregao” que se ha montado en torno a una persona y a unos temas que, en condiciones de normalidad social, política y religiosa, sólo encontrarían espacio en el título “tan dentro como cualquiera”, página “sólo para pensadores con alma”, sección “hilando fino”, apartado “a corazón abierto”, folio “me importa un huevo el qué dirán”, epígrafe “decir lo que se vive es amar”; o sea, un rinconcito cualquiera de cualquier publicación o biblioteca sólo visitable por raros especimenes del género humano que gustan de saborear exquisiteces.

A tan extraño rinconcito cibernético, sin embargo, afluyeron mesnadas de curiosos impertinentes en plan de armar gresca, -no simples trolles, no-, con la premeditada intención de tapar la boca, echar de donde y como fuera, ridiculizar pataleando y poner por encima y por delante de todo su ideología y modales carpetovetónicos, dicha esta alusión a la Carpetonia hispana con todos los respetos.

En mi opinión, humilde por supuesto [¿No estaré abusando de la humildad, preciosa virtud, distintivo casi único para referirse a la más humildes de todas, la violeta? Y yo no tengo nada ni de precioso ni de flor.], Religión Digital
ha consentido, no me atrevo a decir claramente ha inducido, una lapidación pública de manera interesada. Y le habrá reportado, -más que suponer, lo afirmo- pingües beneficios. Que tener muchas “visitas” parece que es la única pretensión para algunos de establecerse en la Red.

Libertad de expresión, derecho irrenunciable, no se compagina ni se compadece con el “todo vale”. “Luz y taquígrafos” encierra (o cabe la posibilidad de incluir) una perversa manipulación de “libertad” y de “expresión”.

Un cero patatero para Religión Digital. Otro para su director, cuyo último artículo sobre
este asunto Masiá sirvió, vuelvo a decir en mi opinión, para echar balones fuera e incrementar, una vez más, los números que realmente le interesan: cuantos más visitantes, no importa quiénes, mejor.

Juan Masiá Clavel S.J. tiene ahora su lugar oficial, lejos de manipulaciones nada amigables, y donde quienes estén interesados pueden aprender y dialogar en paz y armonía.

¡Uf, vaya comienzo de vacaciones más movido!