Si tienes curiosidad, entra

Esta noche estoy contento. He encontrado esto, que me parece muy simpático y digno de ser compartido. Con el debido respeto, por supuesto. Vamos, con el respeto que merece nuestro vocabulario y nuestro estilo de vida.

Valdeperrillos, que debe estar por alguna costa.

5 comentarios:

  1. Jajaj, amigo, esto es extraordinario..! La riqueza de nuestra lengua es verdaderamente encomiable...!

    Un abrazo.

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  2. Qué risa por Diosssssssss!...
    Nunca me había parado a pensar que la palabrita tenía tantos significados.
    Gracias por hacerme reir.
    Saludos.

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  3. Pues sí que es rico el idioma, pero yo he observado algo más, que el pronombre femenino "la" (para lo masculino) y el pronombre masculino "lo" (para lo femenino, menuda paradoja) siempre en español hacen referencia a lo mismo. Cosas de un idioma fuertemente sexualizado.
    Lo de hacer algo por cojones tiene un origen curioso. En el castellano medieval, hacer algo "por huebos", así con b, era una expresión que venía de otra frase latina que nada tenía que ver ni con los huevos literales ni con los figurados: quería decir por necesidad. "Huebos hobo mio Cid... " quería decir que el Cid tenía necesidad de algo, o si lo hacía por "huebos" era por necesidad absoluta, no porque estuviera muy dotado ni fuera muy mandón. Pues luego se dio el cruce de significado, con un proceso largo que no explico para no aburrir, y terminó haciéndose la cosa "por huevos" o "por ... eso", ya sabéis. Chula que es la etimología y haber hecho más de mil fichas de palabras del Cantar de Mio Cid en mi carrera.

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  4. Realmente erudita, Clares. A Cornelius, a Rosa y a mí nos ha divertido el hallazgo. Tú, por supuesto, ya disfrutabas con ello, y seguro que lo seguirás haciendo.
    Pues, amiga nuestra, ya que sabes cómo hacerlo, ¡contágianos!

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  5. A la lengua castellana no se le pone nada por delante. Es sencillamente acojonante y acojona darse cuenta de la cantidad de posibilidades que una simple palabra puede ofrecer. Hay que echarle cojones para ocuparse en elaborar una relación tan detallada de lo que da de sí una palabra sonora, que sirve para todo lo que se necesita que suene. Y suena de verdad y con salero. Y si encima adobamos el post con el estudio etimológico y semnántico de nuestra admirada Fuensanta, pues entonces estamos ante una ponencia lingüistica de padre y muy señor mío. Un abrazo

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