Mi madre hoy habría cumplido 91 años. No llegó, se quedó en 87. Pero todo fue gracia de Dios, entoldada por la naturaleza humana.
Hoy, día de su nacimiento según la carne, recuerdo aquel otro día en que nació para la otra vida, y lo hago con agradecimiento y con esperanza, y también con alegría.
Mamá, que te vaya bonito. Desde aquí te recuerdo y también te siento cercana. Noto y he notado tu cariño junto a mí todos los días desde que te llevaron, desde que te fuiste. No dejaste ningún vacío, sino presencia misteriosa y reconfortante.
Ahora tendrás tiempo de estudiar música, la que tan bien interpretabas improvisando. Y de hacer punto con lana de colores imposibles, como acostumbrabas. Y de tomar el sol sin medida y de ponerte negra hasta los topes. Y de pelar la hebra con cualquier hijo e hija de vecino o vecina, que para eso no te cortabas ni un pelo. Y de estar siempre animosa y animante, y de no ver problema en ningún cuestión banal o importante. Y de ponerte el mundo por montera, que para eso tenías tú lo que había que tener.
Mamá, que sigo recordándote con alegría y que me sigues ayudando en todos y cada uno de los instantes de mi vida.
Da, de mi parte, un cariñoso saludo al Abba. Y por supuesto, no riñas con papá, que estará como siempre leyendo alguna novela de vaqueros o fumándose un ducados con su panda de tertulianos.
Yo por aquí, sigo marchando…, y estoy bien.
Hoy, día de su nacimiento según la carne, recuerdo aquel otro día en que nació para la otra vida, y lo hago con agradecimiento y con esperanza, y también con alegría.
Mamá, que te vaya bonito. Desde aquí te recuerdo y también te siento cercana. Noto y he notado tu cariño junto a mí todos los días desde que te llevaron, desde que te fuiste. No dejaste ningún vacío, sino presencia misteriosa y reconfortante.
Ahora tendrás tiempo de estudiar música, la que tan bien interpretabas improvisando. Y de hacer punto con lana de colores imposibles, como acostumbrabas. Y de tomar el sol sin medida y de ponerte negra hasta los topes. Y de pelar la hebra con cualquier hijo e hija de vecino o vecina, que para eso no te cortabas ni un pelo. Y de estar siempre animosa y animante, y de no ver problema en ningún cuestión banal o importante. Y de ponerte el mundo por montera, que para eso tenías tú lo que había que tener.
Mamá, que sigo recordándote con alegría y que me sigues ayudando en todos y cada uno de los instantes de mi vida.
Da, de mi parte, un cariñoso saludo al Abba. Y por supuesto, no riñas con papá, que estará como siempre leyendo alguna novela de vaqueros o fumándose un ducados con su panda de tertulianos.
Yo por aquí, sigo marchando…, y estoy bien.
Emocionante texto con el que hoy nos obsequias. Tu madre vive en ti y vivirá en el recuerdo de quienes la quisieron. Es el mejor homenaje que se le puede hacer. Bellísima referencia a una relación que se mantiene viva e imaginativamente fecunda. Seguramente que hace tiempo que habrá conseguido que tu padre deje del ducados, aunque seguirá deleitándose con las novelas del Oeste. Ambos tendrán todo el tiempo del mundo para comentar tus andanzas. Así que pórtate bien, que te vigilan encantados.
ResponderEliminarPreciosa y conmovedora carta, Miguel Angel.
ResponderEliminarYo tambien (el dia de todos los Santos) le escribí una carta a mi padre, ya fallecido. Este es el enlace, por si quieres leerla:
http://cornelivs.blogspot.com/2008/11/carta-para-las-estrellas.html
Un cordial saludo.