La música de mi blog

Me gusta la música. No, no sé música, al menos no lo que debería saber de ella teniendo en cuenta que mi madre tocaba el piano, -tampoco sabía ella demasiado, pero tenía un buen oído para coger al vuelo y acompañar a su manera cualquier pieza- y que desde muy pronto estudié solfeo, pertenecí a diferentes rondallas con laúd y guitarra y de que el piano estuvo siempre en casa en el comedor bueno, el de las visitas, al que entrábamos para eso, para escuchar o tocar "el piano".

Pero me gusta la música a rabiar, todo el día tengo música puesta, o cantándola o, mejor, tarareándola. Necesito música para estudiar o leer o hacer cualquier cosa, hasta para cocinar y hacer las labores, desde que recuerdo. Y ahora cuando viene alguien a verme lo primero es quitar la música.

Generalmente, como soy muy vago, la escucho de la radio. Hubo un tiempo en que me fijé en Radio nacional clásica. Luego me acomodé en Radio 80, esa que funciona como si fuese hilo musical. Ahora han salido más emisoras de esa clase, pero todas ellas me han llegado a cansar por repetitivas y ofrecer un tipo de música, como diríamos, monocorde.

Ahora estoy en Radio 3, en 92.2 del dial. Música de todos los estilos, culturas, ritmos, con letra, sin letra, para pensar, para viajar, para sentir, para disfrutar. Casi todas, mejor dicho todas, comentadas, valoradas, comparadas, incluso acompañadas de entrevistas con los autores, intérpretes, arreglistas, en fin de gentes entendidas y de las que aprendes un montón y además disfrutas otro montón. Una mañana entera estuve oyendo Imagine de Lenon en tantas versiones como uno puede imaginarse, a cual más sentida, a cual más real.

Bueno, pues ya dicho que me gusta la música, quiero justificar que aquí tengo música. Aquí y en todos los lugares que tengo en internet. En cada página hay una pieza musical apropiada, en mi forma de entender, al tema del que trata la dicha página. Claro que como soy educado, doy al interesado o interesada la posibilidad de parar, pausar o reproducir. El volumen que lo ponga cada cual a su gusto, que eso es como la sal en la comida.

Este blog en el que estás tiene la pieza "La colina de la vida", de León Gieco. Y está la versión que el mismo autor realizó junto con Attaque 77.

¿Por qué está ésta y no otra? Buena pregunta. Lo malo es la respuesta.

Una posible sería que me gusta, pero no es suficiente.

Otra, porque habla de la vida como ascensión a una colina, cosa que me encanta; no hay montaña, cerro, alto, colina, montículo…, incluso surco que no me apetezca ascender, y hacerlo a toda mecha, nada de con calma y poco a poco.

Probemos otra respuesta más: Gieco ridiculiza a quienes suben para sentirse altos, importantes, fuera del tiempo y del mundo; habla de la vida como colina, y de la realidad multiforme, de los sueños, de las pesadillas, de la soledad, del ruido, de los dioses a medida, de las fantasías que nos creamos y de las que nos atormentan, de las mentiras y también de la muerte, que puede incluso matar a la propia vida.

Esta versión de Attaque 77 tiene una marcha particular, aunque la versión original es más que suficiente. Pero Attaque 77 tiene la gracia que hacer de Gieco un rokero, y eso mola un montón. ¡A que sí! ¡Escúchala como te plazca!

Esta es la letra completa de la canción, que puedes escuchar en versión del propio León Gieco en el vídeo de abajo.


Casi casi nada me resulta pasajero
todo prende de mis sueños
y se acopla en mi espalda
y así subo muy tranquilo la colina
de la vida.

Nunca me creo en la cima o en la gloria,
eso es un gran fantasma
creado por generaciones pasadas,
atascado en el camino de la vida.

La realidad duerme sola en un entierro
y camina triste por el sueño del más bueno.
La realidad baila sola en la mentira
y en un bolsillo tiene amor y alegrías,
un dios de fantasías,
la guerra y la poesía.

Tengo de todo para ver y creer,
para obviar o no creer
y muchas veces me encuentro solitario
llorando en el umbral de la vida.

Busco hacer pie en un mundo al revés
busco algún buen amigo
para que no me atrape algún día,
temiendo hallarla muerta
a la vida.

La realidad duerme sola en un entierro
y camina triste por el sueño del más bueno.
La realidad baila sola en la mentira
y en un bolsillo tiene amor y alegrías,
un dios de fantasías,
la guerra y la poesía.


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