Hemos tenido el tiempo justo para conocernos.
De haberlo sabido habría aprovechado más las situaciones, apurándolas hasta las heces.
Has sido una delicia de perrillo, un encanto.
Me has hecho mucha compañía
Has sido fiel y dócil
Discreto y cariñoso
Cuidaste también de Luna
Vigilaste cuando hizo falta
Te estoy echando de menos…
¡Maldito mosquito cojonero!
¿Qué ha pasado? ¡Vaya racha que llevas con tus perrillos! Lo siento, Míguel. Besos. Julia
ResponderEliminarSí, en siete meses he perdido a mis viejos amigos y casi no he tenido tiempo de intimar con el nuevo. Un mosquito que le picó, vete a saber cuándo, le transmitió una enfermedad, la leishmaniasis. Debe ser tan peligrosa que no me dejaron ni despedirme del perrillo.
ResponderEliminarAhora estoy huérfano, viudo y desarmao. Pero me recuperaré.
Cachis,qué pena. Pipa también sufrió Leshmania y se le murieron sus cachorros en la matriz. Al final se curó y llegó a los 18.
ResponderEliminarAún queda un peludito, no?
Sí, Tano. Se ha vuelto hasta empalagoso. Lo que logran las "malas compañías". El jefe no está por la labor de que esa "ausencia" se prolongue, de modo que en cualquier momento presento aquí a alguien, animal-persona-cosa que viene, no en substitución, sino pidiendo hospital de campaña, asilo, hospedaje, o como sea que se diga ahora esto de ser refugiado.
ResponderEliminarLo siento, amigo, es doloroso cuando parten, tenía cuatro y en brevísimo tiempo me quedé solo con uno.
ResponderEliminarUn abrazo