Con este lema se creó, y se supone que era al tiempo
su cometido y finalidad. No dudo que desde el lejano siglo XVIII este haya sido
su empeño, aunque no tengo humor para rastrear en el diccionario a fin de
comprobar con qué grado de pulcritud lo ha llevado a cabo.
Ahora parece que va a limitar el área de trabajo, y
quedarse en simple fedataria. Pues qué bien.
Un chivatazo me ha hecho llegar que a partir de
ahora vale todo lo que se diga y como se diga, de modo y manera que de cuidar
el idioma pasa a notaria de la actualidad. Si así va a ser, pues que sea. De
todas las maneras ya lo es desde hace tiempo, digan lo que digan sus
ilustrísimas.
Consentir que el infinitivo sirva de imperativo es
hacer un pan como unas tortas.
Dar por bueno que es mejor hablar en extranjero que
en el propio, aunque simplemente sea igual, para mejorar las relaciones
comerciales, deportivas o comunicativas, no es dar esplendor a nuestro idioma,
por mucho que fije. Cómo disfruté escuchando “pileta” en no sé qué juegos
ocurridos allende el océano.
Tengo entendido que en inglés no se entienden,
porque en cada zona lo pronuncian a su bola. Y que de ahí viene el deletreo de
las palabras, y lo de añadir b de Barcelona, m de Madrid y z de Zaragoza, muy
propio de concursos en los que la cultura no sale muy bien parada. No me
extrañaría que termine pasándonos también a nosotros.
¿Cómo dices? ¿Que si de mí dependiera aún estaríamos
hablando en latín culto? Hombre, pues no. Si por mí fuera, en el cole exigiría
aprender a escribir sin faltas de ortografía, y en los comentarios y correos de
Internet sería obligatorio pasar antes de dar la tecla “OK” el corrector ortográfico
por el texto a publicar.
Por mi parte, seguiré leyendo a mi paisano Zorrilla,
y disfrutando de una expresión lingüística pasada de moda pero hermosísima. Ya
lamento que entonces no existieran medios para conservar enlatado el sonido,
debía ser un declamador excelente; triunfó como rapsoda tanto en Barcelona como
en el sur del sur de España. He visto los galardones con que le premiaron a lo
largo de sus muchos viajes por el territorio, también en Catalunya.
Estoy contigo Míguel. Lo de la RAE ya se está pasando de castaño oscuro. No sé por qué hay que hablar mal en lugar de enseñar a los que hablan mal a hacerlo bien. No lo entiendo. Una cosa es incorporar nuevas acepciones a determinadas voces -¿sería esto dar esplendor a la lengua?-, corregir acepciones insultantes o degradantes tanto de género como de raza o religión, -¿sería esto limpiar?- y para fijar, fijar, lo que se dice fijar NADA DE "IROS" EN EL IMPERATIVO, ¡POR FAVOR!; que el personal aprenda a decir IDOS, ESPERAD, CONTAD, ¡A P R E N D E D!, por dios, que no es tan difícil.
ResponderEliminarNo consigo reconciliarme con parte de estos tiempos. Y no es sólo por la edad, que también, si no porque las cosas se ponen cada vez más incomprensibles para mi.
Besos