El reloj de pared marca impasible con su ritmo
constante las horas, ajeno al tictac biológico que todos llevamos en la sangre.
Mientras ambos emplean su tiempo en sincronizarse, el silencio ocupa este
espacio que nadie aprovecha. ¿Una hora más? ¿Una menos?
Gumi me miró aturdido cuando pasé junto a él; era
aún de noche. Luna apareció en la cocina, justo cuando terminaba el desayuno,
con su alegría habitual.
Al poco, Tano se me acercó alborozado empujándome
con sus patitas recién esquiladas. (Tres mañanas de tijera, un mordisco y dolor
en los dedos; eso me ha costado).
El sol salió a su hora, la que tenía que ser,
rompiendo el celaje de las nubes que se obstinan en retrasar el día.
Se ha iluminado el patio, pero las maricas están calladas.
Tampoco pasan coches.
Este silencio suena tumultuoso.
Alguien dejó un montón de abalorios pasados de moda que le sobran.
Yo me entretuve con ellos y he aquí lo que se me ocurrió. “Cuando el diablo no tiene que hacer, con el
rabo espanta las moscas” (Popular).
Las cosas merecen una segunda oportunidad. Todo encierra en sí mismo una nueva vida. Sólo las personas somos libres para desaprovechar esa suerte. Entonces, perdemos nuestro tiempo, tan valioso, tan fugaz…
Oye, te ha quedado un rosario la mar de "gay"; ¡madre mía como lo vea alguno de tus correligionarios obispos! ya tienes garantizada una homilía o algo más contundente, ten cuidadín, Míguel, ja,ja, ja y ja.
ResponderEliminarEn la foto, ¡la que tienes liada pelando a Tano! y la otra, ¿es Luna?, encima de la mesa camilla tomando el sol, vaya lujo.
Pues el cambio horario es la tontá más grande y además una vez que ya hemos sabido el común de los mortales que fue por hacerle la gracieta al führer, todavía que cae y me sienta peor. Estoy hasta el gorro de tanta estupidez….
Besos
Ese que está sobre la mesa es Gumi, y la culpa no es suya sino de quien se lo consiente. No soy, faltaría plus. Una mesa es una mesa, y encima de ella se ponen cosas importantes: comida, papeles, jarrones chinos…
ResponderEliminarDel cambio de hora te puedo decir que me sirve para escribir aquí cuando toca. No le veo sentido para nada más. Ni ahorro ni menoscabo psico-biológico. Mi reloj interior sigue marcando su propia hora, y si ahora me levanto a oscuras, no tardando me tendré que acostar siendo de día. Lo comido por lo servido.
Y sí, por supuesto, ese rosario va con re-tin-tin. Pena que la cruz no luzca casi, en realidad es verde rabioso. El flash en este caso lo oscureció. No siempre por mucha luz se aclaran las cosas. Suele ocurrir también con las ideas…