Un día más

Para nada parecía que este día fuera fiesta para mí, porque desde primera hora me ha tocado correr de un lado para otro. Incluso me he convencido de que soy incapaz de mantener entretenido a un niño de cinco años que espera le extirpen vegetaciones mientras su papá se tomaba un tentempié en el bar del hospital.

Luego el ritmo fue aquietándose y entré en una calma beneficiosa. Me dio tiempo para todo, hasta para pedir a mi gente que recen para que lo que dice San Pablo en la liturgia del día llegue a realizarse en mí.

"Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen". (2ª Cor 6, 1-10).

Terminó prácticamente el día uniendo mi 40º aniversario de la ordenación con el cumpleaños de Roberto y haciendo añicos nuestra reunión sobre Los grupos de Jesús, de Pagola, convirtiéndola en una merienda de amiguetes que se resiste a dar por concluido un curso más. Así que, en lugar de despedirnos hasta después del verano, hemos quedado en volver a vernos dentro de quince días.

Y no puedo callarme el malestar que no me ha abandonado durante todo el día a causa del asunto del concejal madrileño que ha dimitido por unos twits de hace cuatro años. Entiendo que hay motivaciones políticas de por medio y que quienes están en cargos públicos deben cuidarse muy mucho con lo que dicen o hacen, incluso desde que les nacieron.

Por eso, precisamente, prometo no recordar lo que hice y dije a lo largo de mi vida hasta el día de ayer, no vaya a ser que encuentre algo que tal vez no debiera haber expresado o puesto en práctica. Tendría que presentar mi dimisión irrevocable.