Renaciendo. 2015 |
No he vuelto a hablar de la yesca porque las cosas malas hay que
olvidarlas por un tiempo. Un año entero y la parra vuelve a resurgir de sus raíces,
confiando en que no estuvieran atacadas e impulsen con savia pura ese brote que
apunta hacia el cielo.
Doce meses sin tirar ni una sola foto, no fuera a interferir en el
proceso de sanación. Trescientos sesenta y cinco días observando a la parra
mocha, con un círculo oscuro en su tronco, que en verano se cubrió de brotes y
sarmientos, que finalmente dieron una cosecha más que suficiente. Esta vez los pájaros
no probaron las uvas, y los racimos lucían en la penumbra del montón de hojas con
que esta parra tempranillo tiene a bien cubrirse. Ha sido la campaña que mejor he
disfrutado de su producción.
Ahora, limpia de polvo y paja, sube alegre y entusiasta, con la pretensión
de volver a recuperar todo su esplendor.
Poda 2015 |
Los tarays, por su parte, vuelven, un año más, a desvestirse para volver
a brotar en delicados filamentos verdes y lilas en junio y en septiembre.
Cual ave fénix, en la naturaleza todo parece renacer de las propias
cenizas.
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